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Tiempo de Navidad y tenemos que aprovisionarnos de los dulces que solo se comen en estos días. Desde finales de octubre, la villa de Tolosa (Gipuzkoa) desprende en cada rincón un dulce aroma a chocolate. Aquí se ubica la chocolatería de Rafa Gorrotxategi, que nos recibe junto a sus hijos Armintz y Joanes, la cuarta generación que representa la continuidad de maestros chocolateros y a los que Rafa ha contagiado su pasión para convertir este lugar, además de en una chocolatería centenaria, en el Museo del Chocolate y la Cerería de Tolosa, donde se exhiben piezas históricas que narran siglos de historia.
Al entrar en el edificio, que comparten la chocolatería, el obrador y el museo, accedemos a un relato envuelto en olor y sabor a chocolate, donde la familia Gorrotxategi elabora dulces artesanos sacando brillo a antiguas recetas del país y otras nuevas que van creando cada temporada. La materia prima es un viaje por diferentes rincones del mundo, pues usan bayas de cacao llegadas de todos los continentes. La filosofía de Rafa es clara: “El secreto está en no perder la esencia, pero nunca dejar de crear”.
Es el mantra que vienen practicando desde hace cien años. Para celebrarlo, y que todo el que quiera lo disfrute, este 2025 han creado una edición especial de aniversario: el turrón de lima limón con trufa blanca, una elaboración original y exclusiva que combina la dulce cremosidad del chocolate blanco con la frescura cítrica de la lima y el limón, que tenemos el privilegio de probar junto con un chocolate negro de sabor profundo de bayas de Nicaragua, que han convertido en estrellas para colgarlas estas fiestas del árbol navideño a modo de tentadora decoración.
También nos preparan una taza de chocolate caliente de origen mejicano, de Chiapas, acompañado de unos cigarrillos de almendra de Tolosa. Los sabores tradicionales, como el de leche de oveja latxa, que nos recuerdan a las Navidades de la infancia, conviven en el catálogo de Gorrotxategi con otros nuevos, como los cítricos (el turrón de mandarina y yuzu o la tableta de chocolate negro de naranja y caléndula), que refrescan la untuosidad.
La historia de la chocolatería de la familia Gorrotxategi comienza cuando, en1925, Joxe Maria Gorrochategui y Rafaela Picazain, asumen la gestión del obrador de la Calle Mayor de Tolosa. Empezaron elaborando velas, confituras y chocolates, e iniciando una tradición que ha pasado por tres generaciones y arranca ya con la cuarta. La segunda generación, con Jose Maria Gorrochategui y Mirentxu Perales, siguieron con el negocio. “En toda esta travesía, hay que destacar la importancia de las mujeres de la familia. Se conoce más a los maestros chocolateros, pero te puedo asegurar que las mujeres trabajaban en el obrador como el que más, y, además, se ocupaban de las cuentas y la organización, imprescindible también”, apunta Rafa.
Este año que cumplen cien años de trayectoria (y estrenando su reciente Solete Guía Repsol), desde 'Rafa Gorrotxategi' quieren subrayar la importancia del relevo generacional y la apuesta por mantener viva la esencia artesanal. Un centenario que une tradición, creación y comunidad, reafirmando el papel de la familia como referente de la confitería artesanal vasca y llevando el nombre de Tolosa al mundo con sus productos más destacados: las tejas y los cigarrillos de almendra y mantequilla, las tabletas de chocolate artesano, los turrones y bombones, o los gorrotxas, pastelitos de almendra y yema. A ello se suman las nuevas creaciones para esta temporada y el próximo año, en las que Armintz y Joanes ya trabajan.
La visita a la tienda y el obrador no está completa si no se visita el Museo del Chocolate de Tolosa, que conserva la memoria chocolatera del territorio. Supone un recorrido por 3.500 años de historia del cacao: desde las culturas precolombinas hasta la actualidad a través de los objetos de una colección única de herramientas primitivas, además de las jícaras, molinillos de madera y chocolateras antiguas. También se exponen piezas precolombinas, vestigios que muestran cómo el cacao era símbolo de poder y espiritualidad al otro lado del Atlántico. Objetos todos que narran la llegada del chocolate a nuestras tierras y su transformación en placer culinario; que cuentan historias de viajes por todo el mundo y que se han transformado en testigos de cómo el cacao fue ofrenda sagrada, moneda de intercambio y, más tarde, delicia cotidiana en nuestras mesas.
Pero el museo no se limita a exhibir objetos: es también un lugar de encuentro y formación que organiza visitas guiadas que revelan las curiosidades y anécdotas del mundo del chocolate; talleres y catas donde los visitantes pueden experimentar con aromas, texturas y sabores; y actividades formativas para los escolares que acercan el patrimonio gastronómico vasco a las nuevas generaciones mientras saborean estas tentaciones. Porque no es un museo que se contemple en silencio, aquí se aprende con los sentidos, una cultura que se puede oler y saborear.
Salimos de aquí sabiendo mucho más de la magia del chocolate, de un museo-chocolatería donde la historia y el sabor se entrelazan y donde Rafa, Joanes y Armintz nos han ayudado a comprender por qué el chocolate es mucho más que un alimento: es placer, memoria, emoción y cultura.
MUSEO DEL CHOCOLATE DE TOLOSA - Polígono Industrial Usabal, 14. Tolosa (Gipuzkoa). Tel: 943 890 306.
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