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Corpus Christi

Porzuna, Ciudad Real

Un olor dulzón de plantas aromáticas nos recibe cuando pisamos las calles de este municipio de 3.600 habitantes. 

Altares adornados con las mejores galas marcan el recorrido de esta celebración que tiene como privilegio salir por la tarde.

Los Danzantes, auténticos protagonistas de la fiesta, son rodeados por el gentío a las puertas de la iglesia donde dentro de poco comenzarán a bailar de espaldas,dando siempre la cara a la hostia consagrada. Mantones de Manila, como aquellos que llegaron de China para vestir a las mujeres españolas más castizas, cuelgan de los hombros de los doce privilegiados que no pararán de bailar hasta que se ponga el sol.

La melodía de esta danza única es cadenciosa y de una belleza que invita a la calma. No es de extrañar que se le concediera el galardón de Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de Bien Inmaterial, una distinción para dignificar estos elementos patrimoniales que heredarán futuras generaciones.

Los doce Danzantes, como los doce apóstoles y las doce tribus de Israel, se mueven lentos sin mover apenas los brazos, manteniendo uno levantado y el otro en el pecho. Cada uno de ellos posa la rodilla en el suelo cuando le toca bailar delante de la custodia. Apenas queda luz en las calles y todos vuelven a la iglesia con los últimos rayos del sol.
 

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