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Abejuela

La solidez del último punto de Aragón

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Medio centenar de casas de montaña vigilan la última frontera de Aragón en el sur. Sólidas, de piedra y en colina, las edificaciones de la Abejuela mantienen la estampa real de pueblo de montaña. Situado en la sierra de Gúdar-Javalambre, a más de 1.000 metros de altura, la nieve convierte cada invierno este pequeño enclave en atracción turística. En el resto de estaciones, la naturaleza sigue siendo su fuerte: rutas de senderismo, caminos repletos de rebollones y fuentes de agua natural pura.

Su conexión con la naturaleza se entiende en un pueblo centrado en la agricultura y la ganadería ovina. Los lugareños no lo dudan: hay que probar allí la caldereta de cordero y sus gachas, “tanto duras como blandas”, advierten.

Habituados al frío, la historia les da la razón. Los primeros pobladores de este municipio surgieron en la parte más alta y más fría: en la ‘Almansa’, la antigua ermita de Santa Margarita. Este edificio construido con piedra de cuarzo se ha datado en el siglo XIII y se cree que fue punto de aduana entre Valencia y Aragón.  Además, es recomendable visitar la iglesia de San Agustín y su torre del campanario, ambas del siglo XVII.