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Alloza

Pueblo de minas, cipreses y música

Hace 24 siglos que había vida en este pueblo turolense. Así, lo prueba el yacimiento ibérico, datado en los siglos III y II a.C. Este se encuentra en El Castelillo, un paraje a 2 kilómetros del casco urbano, que tiene un centro de interpretación sobre estos restos con el mismo nombre. Se trata de un poblado situado en una colina muy escarpada, en cuyas laderas se sitúan las viviendas, hechas con zócalo de piedra y muros de adobe. Destaca el material cerámico encontrado, sobre todo kalathos decorados con aves, escenas de lucha y caza.

Así, Alloza se aleja de la típica estampa de pueblo tradicional minero. De naturaleza esteparia, abundan los bosques de pinos y los campos enormes de romero donde han florecido centenares de colmenas. Además, tiene la parte baja, una vega donde los olivos, las cerezas y los melocotoneros son los protagonistas.

Cuenta con varias ermitas, entre las que destaca la del Calvario por estar situada en un precioso paraje llamado ‘Parque Escultórico Los Barrancos’, donde están colocadas las esculturas que numerosos artistas han donado al parque. Además, allí se encuentran el acueducto del Gallipuén, de construcción moderna, y la fuente natural conocida como de las Señoritas. Junto al parque escultórico se encuentra el Calvario de Alloza, uno de los lugares más bellos de la comarca de Andorra: un espacio verde rodeado de cipreses, por el que hay que acceder hasta llegar a la cima. Las vistas, y el merendero para descansar, merecen la subida.

La música se ha convertido en una parte principal en la vida de este municipio de 600 habitantes. Cuenta con numerosos grupos de tambores y bombos para las tradicionales procesiones de Semana Santa, de danzantes, dulzaineros, joteros y charangas para animar las fiestas del municipio.

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