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Bañón

La serenidad del paisaje y el discurrir del agua

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La paz invade al viajero cuando llega a Bañón. Su privilegiada ubicación, a 1.141 metros de altitud, regala al visitante un paisaje de terrazas de distintos colores, que cambian en función del tipo de cultivo. Los ríos Pacrudo y Jiloca contribuyen a la serenidad del enclave, en un valle que se abre a unos 75 kilómetros al norte de Teruel.

El pueblo recibe a los caminantes con una fuente en forma de templete cásico, por el que transcurre el agua hasta el abrevadero y un antiguo lavadero. Su arquitectura es de estilo renacentista, y, según reflejan los estudios, habría sido construido a mediados del siglo XVI. Además del templete, la estructura cuenta con dos pilastras acanaladas con capiteles dóricos sobre las que se sitúa un arquitrabe con tres platabandas resaltadas sobre los capiteles, rematada por un friso decorado y un frontón triangular. Junto a ella se erige otra gran fuente, pero de estilo y construcción modernos.

Una vez se accede al pueblo, entre sus edificaciones más interesantes se encuentra la Iglesia parroquial de San Juan Bautista, construcción barroca del siglo XVII, que alberga un imponente retablo en el altar mayor. También se pueden visitar los restos de la ermita de Santiago y la capilla del Santo Cristo, que ha sido decorada por la pintora Quinita Fogué, de reconocido prestigio de la zona.

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