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Berga

La Edad Media en cada rincón

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En lo alto del castillo de Sant Ferrán, construcción íbera que fue el núcleo originario de este municipio y del que únicamente quedan ruinas, es un buen lugar para ver despertar al pueblo de Berga. Descendiendo hasta su centro histórico por las murallas, de las que aún se conservan restos, nos topamos con un enorme mural de cerámica en la fachada de lo que antiguamente fue el hospital de Sant Bernabé.

Con el fin de llegar a la plaza central, cualquiera de sus arterias nos regala dosis de historia y edificaciones que se convertirán en los protagonistas de nuestros flashes, como la plaza de Santa Magdalena, donde la antigua capilla del mismo nombre nos invita a traspasar el único portal bajomedieval que se conserva en la ciudad y que nos comunica con el camino real de Berga. Por su calle de la Pietat, un lavadero de estilo medieval (safareig) nos sirve de apeadero y, justo antes de llegar a la plaza, el pasadizo de Vueltas d’en Claris nos trasladará a un escondido barrio judío, el cual aún muestra la discriminación cristiana que sufrió en el siglo XIII. 

Si elegimos como línea de salida el Santuario de Queralt, en las faldas de la sierra del mismo nombre, entraremos en la localidad barcelonesa por el convento de Sant Francesc de Berga, que sufrió desde el siglo XVI robos, ataques y destrucción, y que, a día de hoy, es una iglesia militar. Siguiendo la calle de la Ciutat, el antiguo Molino de Sal de la época medieval nos conduce a la calle de los Ángeles, donde la vida nocturna del pueblo nos lleva hasta el amanecer. Accediendo por el sur, la plaza de Cataluña ofrece un homenaje a la historia de esta ciudad, mientras que su plaza de las Fuentes es conocida por ser la entrada a la Berga medieval, muy bien representada en la iglesia gótica de Sant Joan.

Todas estas arterias confluyen en el corazón del municipio, la famosa plaza de Sant Pere, donde el ayuntamiento y la iglesia de Santa Eulalia son espectadores de excepción de todos los acontecimientos políticos y sociales que aquí se celebran, destacando la tradicional fiesta de La Patum, reconocida por la Unesco como ‘patrimonio inmaterial de la humanidad’.

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