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Bezas

La joya rupestre escondida en la sierra de Albarracín

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La sierra de Albarracín esconde entre sus montes a Bezas. La distribución del casco urbano obedece a su topografía. Sus viviendas forman una ‘s’ y están divididas entre el barrio alto y el bajo, donde antaño vivían familias rivales. El edificio más significativo de la localidad es la iglesia parroquial de la Visitación de Nuestra Señora, levantada en el siglo XVI. Hay en Bezas poco más de 60 almas censadas, cuya vida transcurre en el corazón de los Pinares de Rodeno, a tan solo 23 kilómetros al este de la capital.

Pero si algo caracteriza a Bezas es su entorno, en el que manda una laguna homónima y de agua dulce. Forma parte de la cuenca del Ebrón, lo que le ha otorgado el título de Lugar de Interés Comunitario (LIC) gracias a su vegetación: bosques mediterráneos endémicos de Juniperus. Para descubrir e informarse de este y otros datos de su enclave natural, Bezas cuenta con el Centro de Interpretación de la Naturaleza del Rodeno. En el enclave también se puede visitar la Peña La Cruz, desde donde se disfruta de las vistas más increíbles de la zona y en cuyas inmediaciones se libraron importantes combates durante la Guerra Civil. Es un peñasco de rodeno de unos 1.538 metros coronado por una cruz en lo alto. Por último, el valle conocido como Fuente Buena ha sido acondicionado como merendero y es un lugar ideal para celebrar romerías.

Para los amantes de la arqueología, Bezas es también una visita obligada porque alberga varias pinturas rupestres. Para descubrirlas hay que desplazarse hasta una zona conocida como el conjunto de Tajadas. Las pinturas constan de representaciones semiesquemáticas de antropomorfos y algunos animales. 

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