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Brión

La urna de Santa Minia y las aguas sanadoras

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Desde hace más de siglo y medio, el nombre de Brión se asocia al de Santa Minia, la mártir que, llegada desde la catacumba romana de Santa Inés, arribó a este municipio vecino de Compostela el 1 de agosto de 1848. La urna con los restos de la santa es venerada en su ermita, casi tan visitada como la deliciosa carballeira (robledal) que la rodea.

En ella se celebraba desde 1912 la mejor feria comarcal, en cuyo honor se levantó un año más tarde la fuente octogonal de Mercurio, el dios del comercio. Antaño se frecuentaba Brión también por su no menos célebre Balneario do Tremo, de aguas sulfurosas a las que siempre se les atribuyeron beneficios para la piel, el aparato digestivo y el respiratorio. Tras unos años de abandono, la fuente resurgió en 2004 y hoy sigue ofreciendo su preciado líquido.

El recorrido por el concello no puede concluir sin una visita al castro Lupario, en Beca (Bastavales), donde la leyenda fija la residencia de la Reina Lupa, la que gobernaba la comarca cuando llegaron los restos del apóstol. Tampoco nos podemos perder las semiderruidas Torres de Altamira, vestigios de la que debió ser una colosal fortaleza desde el siglo IX hasta su destrucción durante la revuelta irmandiña. Ni un paseo junto al Embalse de Barrié de la Maza (1945), sobre el río Tambre, el más antiguo en Galicia para la producción de energía hidroeléctrica. El edificio de la central, siete kilómetros más abajo y ya en el término municipal de Noia, lleva la firma del ilustre arquitecto pontevedrés Antonio Palacios.

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