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Camañas

¡Venid acá, mañas!

Este pueblo se levanta en un altiplano a 1.200 metros de altura. Según un cuento local, el nombre se originó cuando en un día de ventisca, el obispo llamó a unas mujeres que habían salido: “¡Venid acá, mañas, acá, mañas!”.

El edificio predominante es el ayuntamiento, del que destaca el reloj de sol de su fachada, que cumplió un siglo en 2014. El pueblo, además, cuenta con un castillo, una ermita y varias casas palacio. La ermita de la Virgen del Consuelo fue ampliada en el siglo XIV, pero aún conserva restos de estilo románico del siglo XIII. Destaca la fuente del Obispo, que data del siglo XVIII, como la casa a la que acompaña.

El pueblo se halla cerca de un paraje minero donde se explotaban los óxidos de manganeso. Aún quedan las galerías y pozos salpicados por el altiplano, un entorno que atrae a los amantes de los minerales que acuden a las escombreras en busca de muestras.

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