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El legado del arte florentino
Situada al nordeste de la provincia de Salamanca, Cantalapiedra fue villa de notoria importancia en la Edad Media, dada su posición estratégica de cruce de caminos entre los reinos de León y Castilla, llegando a ser sede episcopal. De aquella época procede su trazado urbano amurallado, del que solo queda la Torre del Deán, y el imponente aspecto defensivo de su iglesia de Santa María del Castillo, que conserva restos de varios estilos arquitectónicos, con predominancia del mudéjar.
En la espadaña de esta iglesia luce un gran fresco atribuido a Nicolas Delli, conocido en España como Nicolás Florentino, autor, entre otras obras, del retablo mayor de la Catedral Vieja de Salamanca. Delli, nacido en Florencia a comienzos del siglo XV, vivió y trabajó en Cantalapiedra, realizando encargos en otras localidades cercanas.
La villa de Cantalapiedra merece también un recorrido por sus señoriales calles y casas, algunas de indudable aspecto indiano, y es punto de paso de la Marcha Teresiana que cada año recuerda el último viaje de Santa Teresa de Jesús. La tradición religiosa ocupa buena parte de la dinámica de este municipio, muy devoto de la Virgen de la Misericordia, cuya romería se celebra cada año en la ermita del mismo nombre a las afueras del casco urbano.
En cuanto al entorno natural, Cantalapiedra se ubica en la comarca histórica de las Guareñas, y está rodeada de arroyos y regatos. Sus campos son un paraíso para los aficionados al senderismo y a la caza menor.