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Castelserás

La Excalibur turolense de los deseos

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Este bonito pueblo se enclava en un margen del río Guadalope, cerca de su confluencia con el Mezquín. En este punto es posible visitar un gran puente, uno de los mejor conservados de la provincia turolense. La estructura está formada por cuatro arcos, tres de ellos de grandes dimensiones.

Se ha identificado una ocupación en el terreno del municipio durante el Paleolítico Medio. En el yacimiento se han hallado materiales que han servido de materia prima para fabricar instrumentos de sílex.

El rincón más pintoresco es el de la fuente con una mujer que porta un cántaro, una escultura de 1991 inspirada en las mujeres del pueblo. Desde la ermita pueden contemplarse las vistas del entorno.

El ayuntamiento es un edificio del siglo XVIII que ha sido rehabilitado recientemente, aunque de entre sus monumentos destaca la iglesia parroquial de la Natividad de Nuestra Señora, situada en lo alto de la colina del pueblo. A las afueras se puede visitar la ermita de Santa Bárbara, un edificio sencillo que se alza sobre una colina.

El magnífico entorno natural que rodea a este municipio cercano a Alcañiz permite hacer excursiones andando o en bicicleta. A las afueras del pueblo hay un ‘rincón mágico’: una espada clavada en una piedra junto al río Guadalope que es visitada a menudo por personas que buscan ayuda para cumplir un sueño perseguido.

La principal festividad del pueblo es la hoguera de San Sebastián,  una gigantesca pira de ocho metros de alto en la que se prende fuego al álamo más recto y mejor formado de la ribera del Guadalope. Todos los vecinos viven intensamente esta fiesta, en la que las llamas, que alcanzan los 20 metros de altura, iluminan todas las fachadas.

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