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Faraján

La huerta del Genal

Aunque la carretera pasa casi por alto este municipio del Valle del Genal, merece la pena adentrarse en sus callejuelas para descubrir una localidad alegre, viva y rodeada una rica naturaleza. Son características que están en el origen de su propia denominación, puesto que Faraján, en árabe, significa 'lugar ameno'. Los bosques de castaños se mezclan en su ecosistema con encinas y alcornoques, conformando una singular dehesa donde se cría el cerdo ibérico. De ahí surge una de las principales industrias de Faraján, las chacinas, que junto a la agricultura son el principal sustento de sus habitantes. Un paseo por las bonitas y ricas Huertas del Balastar, en la parte baja de la localidad, lo termina de confirmar. Las acequias, además, son históricas, pues pertenecen a la red que idearon los árabes.

El edificio dominante en su minúsculo casco urbano es la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, del siglo XVI. Fue remodelada en varias ocasiones hasta que se reconstruyó totalmente a mediados del siglo XX, aunque se conservó su torre original de estilo mudéjar. El entorno natural permite la práctica del senderismo con numerosas rutas que conceden la oportunidad de descubrir restos arqueológicos como el Dolmen de El Romeral o un viejo molino árabe. También rincones de gran belleza natural como la Cueva de los Almendaraches o las Chorreras del Balastar.

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