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La Mata de los Olmos

Una gélida bóveda de hielo

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Se levanta imponente en La Mata de los Olmos una nevera que ha resistido el paso del tiempo. Un pozo de hielo de 9 metros de altura, 9,40 de diámetro y con capacidad de 450 metros cúbicos. Consta de una bóveda hemisférica de piedra sillar en su interior, fue construida en el siglo XVII y desde entonces abastece a los pueblos cercanos. Ahora ha sido rehabilitada y es una visita obligada en este pueblo turolense que precisamente forma parte de la ruta de Las bóvedas del frío. El viajero tampoco puede perder la oportunidad de visitar la iglesia Parroquial de San Bartolomé, datada en el siglo XVII, construida en mampostería y sillería, formada por una planta basilical con tres naves de cuatro tramos cubiertas por bóveda de medio cañón con lunetos. Anexionado al templo se yergue el ayuntamiento, compuesto por tres pisos con una lonja de tres vanos en el inferior, formada por arcos de medio punto apoyados sobre columnas. Completan el patrimonio artístico de este municipio de unos 260 habitantes las ermitas de Nuestra Señora del Rosario y de la Virgen de Gracia.

Se sitúa La Mata de los Olmos en la sierra del Bajo Aragón, a 99 kilómetros al noreste de la capital. Su inigualable ubicación, a los pies de las sierras ibéricas, ha dejado un crisol de paisajes, compuesto por zonas de pinar, carrascal, sabinar y valles con cultivos de cereal y almendros. Destaca entre los enclaves un pequeño bosquete de sabina albar con grandes portes, robustos troncos y frondosas copas. Para completar el paseo en las inmediaciones del pueblo, qué mejor que caminar desde la ermita de Nuestra Señora del Rosario hasta la fuente Vieja, que antaño abastecía a La Mata de los Olmos de agua, y descubrir por el camino su antiguo lavadero.

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