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Ledrada

Tríada original

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Pudiera ser que el origen de su nombre se deba a su asentamiento en la ladera de un monte, como si fuera una maqueta, tal y como sugirieron los romanos. Es posible que sus habitantes accedieran al reparto del agua para el riego tal y como refiere su topónimo árabe. E, incluso, sería posible que la humedad de la zona hubiese creado verdaderas hiedradas o yedradas para conformar su nominación. El pueblo salmantino de Ledrada baila al ritmo de estas tres hipótesis en las que todas pueden tener su parte de verdad. Fuera una u otra, la iglesia de San Miguel, de reminiscencias románicas, o la torre del Reloj, manifiestan al visitante su hechizo de manera clara. Además, el embrujo de las diferentes sierras que rodean a la población ha configurado un paisaje accidentado que sirve como espacio de transición entre diversas montañas. Esa sensación de magia también queda retratada en la gastronomía, otro puntal de la localidad. Platos como las patatas “al caldero” o las patatas revueltas configuran un intenso sabor de aire rural en nuestro paladar. El municipio de Ledrada se alza sobre la ladera de manera generosa. No es una quimera afirmar que entre la humedad del agua aparece la vida que da sentido a esta villa.