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Mocejón

La vigilancia perenne de la Inquisición

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A escasos 15 kilómetros al este de Toledo y casi pegado a la orilla del Tajo, encontramos un elemento en una fachada que no resulta nada habitual: el escudo de la Santa Inquisición. Está situado en la llamada Casa del Inquisidor, del siglo XVII, una casona de dos alturas con una puerta rematada por un arco de medio punto. Sobre él, el escudo, declarado Bien de Interés Cultural.

Cuentan los vecinos que esta casa tenía acceso a un túnel que desembocaba en la iglesia de San Esteban Protomártir, tesoro monumental de Mocejón. El templo, cuya construcción empezó en el siglo XVI, es un magnífico ejemplo de mudéjar toledano levantado en aparejo (ladrillo y mampostería), al que se hicieron posteriormente algunos añadidos, como una capilla exterior al lado del cabecero y el chapitel de pizarra de la torre. Le restan armonía al conjunto, pero no belleza.

Desde allí se llega fácilmente a los otros dos puntos de encuentro habituales en Mocejón. El primero de ellos es la plaza de España, donde hay que fijarse en el ayuntamiento y, sobre todo, en una casa con un precioso balcón de madera tradicional. El segundo punto es la plaza de la Veracruz, con la ermita del mismo nombre, construida entre los siglos XVI y XVII, y una fuente decorada con coloridos azulejos. Hay que preguntar también por el patio del Tío Matías, una construcción típica del siglo XVI con unas larguísimas balconadas de madera en torno al patio, al que puede acceder cualquiera a pesar de que se trata de un edificio de viviendas privadas. Fuera del casco urbano aún quedan dos lugares que merecen visita: los restos del castillo de Higares y la ermita de la Velilla. 

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