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O Barco de Valdeorras

Sabor a vino y ‘botelo’ a la orilla del Sil

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La ribera del río Sil, del que en Galicia se dice que 'lleva el agua' aunque el Miño lleve 'la fama', sabe a vino en la célebre Ribeira Sacra, pero también en la Comarca de Valdeorras. Su capital es O Barco, una localidad rica en patrimonio histórico y paisajes que tiene en la torre y fortaleza medieval de O Castro su mayor símbolo. El monumento, del siglo XIV, fue declarado Bien de Interés Cultural en 1994 y no ha dejado de dar sorpresas desde que en 2010 se llevasen a cabo las obras de consolidación y las excavaciones arqueológicas del entorno, donde han aparecido restos de dos mil años como unas construcciones en piedra y en adobe.

Desde este lugar elevado, la Vila do Castro, se puede contemplar la mejor panorámica de la llanura por la que se extiende el municipio. Además de la torre y las excavaciones del antiguo castro que dio origen a O Barco, allí aguardan al visitante otros edificios interesantes en los que abundan las arcadas como elemento arquitectónico, como el Pazo de Flórez (1630), la Iglesia Parroquial o la llamada Casa Carballo. El Pazo de Flórez ha sido acondicionado para uso turístico y posee un pequeño museo de carruajes.

La Plaza Mayor de O Barco es el espacio en torno al cual gira la vida. Es triangular y está abierta al Sil, y cuenta con construcciones como el Casino, de color rojo, que data de 1910. En la rúa Real, en la de San Roque y en otros rincones de la localidad se pueden ver casas blasonadas y tradicionales, y siguiendo la rúa Escura hasta el Porto da Barca se llega al antiguo embarcadero de la lancha que unía O Barco con el pueblo de Viloira, en la margen izquierda del Sil, hasta casi el siglo XX. Cruzando la vía se puede ver la Casa de Río Cigüeño, del siglo XVII. Y yendo a Viloria esperan una bonita plaza y la Casa Grande, edificada en 1637, con una colección de arte contemporáneo que se puede visitar.

Otro de los escenarios más interesantes es el Monasterio de Xagoaza, del siglo XVIII, hoy reconvertido en bodega, junto a la Iglesia de San Miguel, del siglo XII, que conserva una cruz de Malta y dependió de la Orden de San Juan de Jerusalén. En una casa próxima se encuentra uno de los varios ejemplos de bodega-cueva, excavada en la roca, que todavía existen en este ayuntamiento. En Éntoma está el puente del río Galir, que formaba parte de una vía romana, y en el río Mariñán, cerca del monasterio, existe otro evocador enclave con puente y molino. Allí la naturaleza es feraz, y tan fotogénica como los viñedos cultivados en las laderas y los castañales, de los que se obtienen el vino tinto y el blanco de la Denominación de Origen Valdeorras y las castañas autóctonas.

Un paseo obligado es el que sigue en O Barco el Camino Real hasta el lugar de A Proba, donde hay una pequeña iglesia con restos del Medievo. Al cruzar una pasarela, en el área recreativa de O Salgueiral, con un poco de suerte se pueden ver cigüeñas, garzas y varios tipos de aves palmípedas. Otra ruta de senderismo lleva desde O Barco a Fervenza, donde además de las ruinas de una herrería tradicional y algunos molinos se encuentra la espectacular Cascada de Portomao, con una caída de 25 metros de altura.

O Barco es también la capital del botelo, un embutido que se elabora con el estómago y la costilla y otras piezas del cerdo adobadas. Este producto, que con algunas peculiaridades locales es propio de la parte oriental de Ourense y una zona de la montaña de Lugo, cuenta aquí con su propia gran fiesta a principios de año y está amparado con una Indicación Geográfica Protegida.

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