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Sada

Sada, musa de letras y sal

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Desde la Terraza, un lugar envidiable que se sitúa en el centro de Sada y donde antiguamente llegaba el mar, es posible observar cómo esta localidad se abre de costa con arena fina y blanca, donde se funde vegetación y mar para construir playas de ensueño regadas por aguas cristalinas escondidas del viento. Entres sus costas se pueden encontrar algunas playas vírgenes y aisladas como Arnela y Os lobos; o semiurbanas, como As Delicias, Nova o Marazón. Musa de escritores que encontraron en Sada su refugio convirtiéndola en poema, cuenta con construcciones milenarias y castillos (como el de Fontán y el de Corbeiroa) que flanquean sus tierras en la ría de Betanzos. 

Muchos son los escritos sobre Sada y más aún los que hablan de la pesca, epicentro de la villa, y de sus fiestas como San Roque y su Sardiñada. Poemas en los que al igual que en la época actual, los pescadores visten Sada de barcos que tiñen de color el puerto de Fontán, mientras arrastran las horas del día extendiendo sus redes en el Atlántico. Es por eso que Sada sabe a salazón, a sardinas, anchoas o bocarte, una industria que tuvo su punto álgido con las fábricas de salazón y con las lanchas de "patexo", que después de la Guerra Civil dotaron a esta localidad del sabor de España, debido a los tiempos de escasez de alimentos.

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