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Tazones

Un pequeño paraíso por el que Carlos V entró en España

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Se cuenta que Carlos V puso pie en España por primera vez en España en el puerto del pequeño pueblecito Tazones. Quizás sea una leyenda, qué más da, igual que el supuesto enamoramiento del dueño de un imperio en el que no se ponía el sol por esta villa que, al abrigo de las colinas, se abre al mar en un conjunto siempre delicioso, se mire por dónde se mire.

Y es que Tazones, en otra época puerto ballenero, acoge. Acogen sus calles empedradas, sus casitas pintadas de vivos colores y también sus chigres y restaurantes que sirven marisco y pescado fresco recién sacado de los barcos que ahora se dedican a la pesca de bajura. La más atrevida de sus casas, la de Las Conchas, destaca por la decoración de sus muros, realizada con las cubiertas de miles de moluscos.

Tazones tiene una pequeña playita, pero, sobre todo, tiene un faro desde el que se disfrutan inmejorables vistas del litoral. La Iglesia Parroquial está consagrada a San Roque y el pueblo entero está declarado Conjunto Histórico Artístico.

Lejos de estas consideraciones artísticas, muy lejos, algunos dinosaurios dejaron sus huellas en el pedrero de la playa y hoy, con la marea baja, se pueden contemplar. Tanto aquí como en los alrededores hay muestras de la presencia de esos colosos que hoy, igual que el desembarco de Carlos V, siguen encendiendo nuestra imaginación.