Establecimientos gastrónomicos más buscados
Lugares de interés más visitados
Lo sentimos, no hay resultados para tu búsqueda. ¡Prueba otra vez!
Un menú de cinco estrellas
Urkabustaiz puede presumir de muchas cosas. Desde ser el lugar de nacimiento del primer medallista olímpico español, el pelotari José de Amézola y Aspizúa, hasta de albergar una de las cascadas más impresionantes del país: la de Gujuli, donde las aguas del Jaundía saltan a un vacío que parece no tener final. Pero esto es solo un entrante. Un aperitivo de un menú que cualquier turista que se precie estaría encantado de probar y que tiene su culmen en el Museo Etnográfico Irubidaur. Situado en Izarra, capital de la localidad, hace un repaso de cómo era la vida hace dos siglos. El primer plato nos conduce al románico. Una época a la que Urkabustaiz, forestal y ganadera por excelencia, no es ajena y que se muestra en bellos edificios repartidos por sus 12 pedanías. Estos, datan del siglo XVIII y cuentan con una destacada iconografía plagada de vegetales, animales o formas geométricas adornando su estructura: la iglesia de San Pedro, en Beluntza, la de San Miguel, en Uzkiano, o la de San Juan, perteneciente a Oiardo, entre otras. Precisamente ahí, destaca la ermita de Goikoama, del siglo XVI y conocida por una huella presente en la fuente que la escolta. Un grabado mítico que según la leyenda corresponde a una Virgen. En su segundo plato, Urkabustaiz nos ofrece su lado más natural gracias al parque de Ostuño, plagado de robledales, y, sobre todo, la Lobera de Gibijo, en Kuartango. Se trata de una peculiar edificación constituida por dos bloques de piedra que superan los 300 metros de largo. Ubicados en medio de un entorno idílico de unos 10 kilómetros alberga importantes zonas botánicas y geológicas. Por fin, llegamos al postre, donde destacan sus quesos o turrones siempre bien acompañados de la cerveza artesana Baia. Un delicioso líquido procedente de las entrañas del Macizo de Gorbeia. Una vez finalizado este suculento menú, es hora de digerirlo en las fiestas patronales de la Virgen del Rosario, que se celebran el primer domingo de octubre, y suponen el cierre perfecto de una amplia y variada degustación.