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Villaviciosa

Románica tierra de manzanas

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Si el viajero ha elegido este punto del mapa con la esperanza de desgustar una buena sidra, no ha podido elegir mejor. En Villaviciosa se verá arropado por un manto de pomaradas que en primavera le dan otro color al habitual paisaje verde asturiano y que le han valido el título de 'Capital de la Manzana' (y ser la sede de la bodega El Gaitero, que se puede visitar). Por este motivo, ir en otoño y formar parte de las celebraciones en honor al fruto y caldo por antonomasia puede ser una buena idea, siempre acompañado de unas apetitosas fabes.

Asegurada la felicidad del paladar y el estómago, toca centrarse en otros encantos no menos importantes. Y es que el visitante está pisando la Reserva Natural de la Ría de Villaviciosa, con dunas y marismas así como especies protegidas, algunas en peligro de extinción, como las garzas y cormoranes. Alcanzar su costa para admirar el mar Cantábrico tiene dos premios destacados: el colorido pueblo pesquero de Tazones y la bonita playa de Rodiles. Y a la gastronomía y la naturaleza se suma también su gran riqueza románica, destacando monumentos prerrománicos como el Monasterio de Santa María de Valdediós, un Patrimonio de la Humanidad escondido entre montañas. Santa María de la Oliva, que aún muestra las huellas de la Guerra Civil en sus muros, espera al viajero en el casco urbano, donde se pueden conocer más detalles sobre el total de 29 templos del concejo en el Centro de Información el Románico. Los elementos decorativos propios de este estilo también se dejan ver en los hórreos que se suceden por la zona, casi tan numerosos como sus manzanos.