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Potaje de San Marcos

Lugros, Granada

Como si de un futura boda se tratase, la noche de antes del enlace, los garbanzos y el bacalao duermen en cazuelas de agua separadas. Por la mañana, los ajos se acicalan, mientras los invitados van llegando a la olla principal. Garbanzos, bacalao, pimientos coloraos, cuatro hojas de laurel, unas briznas de azafrán, los ajos y una pizca de pimienta molida ocupan su lugar, en este guiso especial. El agua que los cubre empieza a cocer y, tras varios minutos, los pimientos se han de sacar. Batidos, con caldo de potaje y dientes de ajo picados, por el colador han de pasar, y con al caldo restante, a la olla se vuelve a echar. Dejando que todo cueza, hasta que los garbanzos en su momento tierno suspiren un ‘sí quiero’.

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