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La CHIMENEA, GUADARRAMA

Soletes en la Sierra de Guadarrama (Madrid): dónde comer rico y barato

Los Soletes que alumbran la Sierra de Madrid

07/12/2023 –

Actualizado: 23/02/2023

Texto: Ana Caro

Fotografía: Alfredo Cáliz

Un desayuno a base de pastelería artesanal rodeados de antigüedades, disfrutar de una de las croquetas más afamadas de la región, probar platos de cocina catalana en un antiguo pajar o un buen almuerzo vegano con música en directo. Los Soletes de la Sierra de Guadarrama (Madrid) ponen sabor a los días de sol y nieve.

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1. 'Antigua Canela' (San Lorenzo de El Escorial)

Son las once de la mañana de un jueves en San Lorenzo de El Escorial, y en la cafetería ‘Antigua Canela’ no queda ni una silla libre. Los bizcochos de limón, las tartas de queso y las galletas de chocolate conviven aquí con vajilla y mobiliario de otro tiempo, dando forma a un lugar en el que todos los días parecen fin de semana. Ana apenas sale del obrador donde elabora a mano cada dulce y María atiende a la clientela, que es habitual y transmite calma.

La Canela, san lorenzo del escorial
Desde la puerta de ‘Antigua Canela’ se puede ver el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

Ana y María abrieron este híbrido entre cafetería y anticuario en junio de 2019. “Ana ya se dedicaba a esto en el ‘Pan y Canela’”, rememora María desde la barra, entre café y café. Tal y como ella explica y nosotros vemos en las mesas, aquí manda lo dulce. Las tartas -de calabaza, de mascarpone con dulce de leche o de chocolate negro y naranja asada-, y las galletas -de arándanos, de zanahoria y chocolate o de vainilla y nueces- hacen salivar a los menos golosos. Pero también hay platos salados, como los huevos revueltos, que aquí se sirven con aguacate, pan integral de hogaza artesana y queso fresco de La Cabezuela (Fresnedillas de la Oliva, Madrid).

La Canela, san lorenzo del escorial
Toda la repostería es casera.

Mientras decides qué vas a pedir y luego confirmas que has elegido bien, los innumerables detalles en la decoración del local entretienen la vista. Este es el negociado de María, que estudió Historia del Arte y siempre está buscando elementos nuevos que añadir a la tienda: “Busco en almonedas, durante los viajes, siempre que puedo”, afirma. Los espejos ingleses de los años 20, las vitrinas con vajilla selecta y las lámparas de Manises pueden atrapar durante el resto de la mañana a quien solo vino a desayunar.

La decoración, acogedora y con historia.
La decoración, acogedora y con historia.

2. 'La Chimenea' (Guadarrama)

Guadarrama es uno de esos pueblos donde abundan madrileños de ciudad en sus días libres pero ese no es el caso de la familia Andrés. “Mi padre nació en esta casa, donde ahora está la barra era un patio y en el salón de abajo estaban los animales”. Marta habla de la infancia de Vicente y de los inicios junto a su madre de un negocio que ya cumple 42 años. Milagros ya está jubilada pero hoy ha parado en el restaurante y está comiendo allí antes de que empiece el servicio con parte del equipo, dirigido por sus cuatro hijas.

Los jueves hay cocido.
Los jueves hay cocido.

Mientras tantos bares y restaurantes de siempre se ven obligados a echar el cierre por ausencia de relevo, aquí ha sido total el compromiso con el legado. Marta, Ángela, Silvia y María lo han tenido claro y han seguido las recetas de Milagros, que a su vez aprendió de su propia madre y han procurado cambiar lo mínimo, también en el local. Entre risas se comenta que este año es la boda de una de ellas y que otra nunca sale bien en las fotos. Posando en el salón de la planta baja es como si estuvieran de verdad en el comedor de su propia casa.

La CHIMENEA, GUADARRAMA
Las cuatro hermanas trabajan en el negocio familiar.

Marta y Ángela atienden en sala mientras Silvia y María en cocina guardan el secreto de, para algunos, las mejores croquetas de la Comunidad de Madrid. Tras un cuenco de sabroso caldo de cocido, llegan ellas, de las que tanta gente habla. Las croquetas de 'La Chimenea' llevan una bechamel suave y un rebozado contundente. Las hay de cebolla y huevo duro, de chorizo y huevo frito, de jamón, y de queso; y resulta verdaderamente complicado quedarse solo con una variedad. Cuentan que hay días en los que se llegan a servir "1.500 croquetas al día", pocas nos parecen.

Para tomar algo rápido en la barra o sentarse a comer tranquilamente.
Para tomar algo rápido en la barra o sentarse a comer tranquilamente.

3. ' Coté Café' (Zarzalejo)

Esta historia comienza en un altillo encima de una frutería ecológica en Moncloa. “Era pequeño pero la ilusión era tan grande…”, recuerda Laura Padilla cinco años después de esos inicios. Junto a César Villalba, abrió la primera versión de esta cafetería con comida vegana. Pocos meses después de dar el paso, una clienta les habló de un local en Zarzalejo que quizá les podría funcionar, y les funcionó tanto que sigue albergando el solicitado ‘Coté Café’.

cafñe coté- zarzalejo
Laura y César son el alma del lugar.

"Coté' significa 'cotizado, al alza' en francés. A ambos nos gusta la francofonía pero buscábamos un palabra que se pudiera decir bien en español", explica Laura. 'Coté' es un lugar sin carta fija, aunque hay tres propuestas muy estables (las croquetas de setas shiitake, el falafel y la tabla de quesos) y algún que otro plato estrella como la No morcilla, con base de arroz integral, berenjena y piñones de Castilla. Todo lo prepara Laura y el café de especialidad, negociado de César, culmina las comidas o protagoniza las meriendas.

cafñe coté- zarzalejo
Los desayunos y meriendas son momentos fuertes en 'Cote Café'

Además de alegrar el paladar, aquí se pueden comprar libros, contemplar las exposiciones itinerantes que decoran sus paredes e incluso a veces disfrutar de música en directo. En invierno, el momento de la merienda es uno de los más potentes, "pero en verano es otro paradigma, con una terraza que lo cambia todo, y la gente viene más a cenar". El monte bajo de la sierra oeste se despliega a los pies de los afortunados clientes de 'Coté Café'

Entorno para desconectar y cultura en cada esquina.
Entorno para desconectar y cultura en cada esquina.

4. 'El Zaguán' (Becerril de la Sierra)

Llegar a ‘El Zaguán’ un día de viento y nieve en Becerril de la Sierra es como entrar en un refugio. La estructura del antiguo pajar se distingue con claridad y da espacio a las dos alturas de las que consta el comedor. La luz tenue a través de las pequeñas ventanas, las bombillas que decoran la estancia y la estufas procurando el calor necesario conforman un ambiente rústico pero también cercano.

Restaurante el zaguan, becerril de la sierra
En 'El Zaguán' se puede comer merluza rellena de txangurro.

Desde hace poco es Gabriela Goras quien gestiona el restaurante pero piensa cambiar muy poco el concepto que ha funcionado desde hace 26 años, cuando Joaquina abrió 'El Zaguán', en el lugar donde antes se encontraba el 'Sopié'. Según cuenta esta última, pensaron en un restaurante con platos catalanes en la sierra de Madrid porque, sencillamente "no había ninguno". Así, en su carta se pueden encontrar calçots, esqueixada de bacalao o judías a la catalana.

Restaurante el zaguan, becerril de la sierra
Un antiguo pajar alberga el restaurante.

Tampoco faltan guiños a la cocina vasca, como la merluza rellena de txangurro con salsa de carabineros y, sobre todo, algún plato de Canarias, lugar de origen de la primera fundadora de 'El Zaguán'. Y en el apartado de postres, caseros y de calidad, destaca la torrija caramelizada con tofe y helado.

'Pa amb tomaquet' y 'calçots'.
'Pa amb tomaquet' y 'calçots'.

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