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Alubia pinta alavesa

Pequeñas joyas

Actualizado: 13/10/2015

Verdes valles, pueblos con antiguas costumbres, monasterios medievales de los primeros tiempos de la repoblación cristiana y hasta unas sorprendentes salinas nos salen al paso en este recorrido por la provincia de Araba. Exploramos la zona que limita con Burgos para descubrir y probar sus alubias pintas más tradicionales.

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La ruta

En Pobes, capital del municipio alavés de Ribera Alta, iniciamos esta ruta, que nos lleva por tierras de cultivo que separan la provincia vasca de Burgos. El aroma de las alubias cociéndose a fuego lento atrae cada año a miles de visitantes; una modesta legumbre que ha alcanzado aquí la categoría de joya gastronómica.

Tras Pobes, nos acercamos a salinas de Añana, un pequeño valle formado por terrazas. Desde lo alto parece una inmensa colmena, una obra construida por insectos: 120.000 metros cuadrados de canales, pozos y caminos. Nos asombramos al descubrir que ni un solo clavo sostiene semejante arquitectura. Todo es piedra, madera y arcilla. Esta estructura medieval se asemeja a un monumento vivo en el que ahora se produce de manera artesanal una de las mejores sales del mundo, ideal para potenciar el intenso sabor de las alubias pintas.

La colegiata de Valpuesta alberga documentos donde se hallaron algunas de las primeras palabras del naciente castellano

Siguiendo la ruta hacia Valdegovia, encontraremos un valle en el que abundan cuevas extrañamente modeladas, con puertas, ventanas, arcos y nichos. Son los primeros templos cristianos de Euskadi. En el siglo VIII los habitantes de esta comarca organizaron una primera sociedad cristiana en el límite de las conquistas islámicas y algunos de ellos, siguiendo la corriente de la época, se retiraron del mundo y optaron por una vida ascética para lograr la perfección espiritual. Por eso excavaron las cuevas, que primero fueron simples refugios de ermitaños y luego pequeñas iglesias, incluso necrópolis.

Dejando atrás Villanueva de Valdegovia, una pequeña carretera nos lleva a un fascinante paraje de ermitaños: San Martín de Valparaíso. Al pie de unas murallas calizas, por las que suelen trepar los escaladores, se extienden preciosas praderas. En la pared del oeste, a varios metros sobre el suelo, apreciamos una hilera de hendiduras regulares: allí descubrimos las vigas de un monasterio ya existente en el año 919.

Restos de antiguo refugio.
Restos de antiguo refugio.

Y a sus pies, un conjunto de sepulturas antropomorfas, en las que yacieron monjes y ascetas de hace más de mil años. Aquel primer cristianismo lo difundió el monasterio de Valpuesta. Para visitarlo, entramos en la provincia de Burgos y tomamos el cruce a Valpuesta. Paseamos por este pequeño pueblo, que tiene tan sólo siete habitantes y una colegiata gótica. Exploramos la imponente casa torre de los Velasco y el palacio de los Çaldibar, que recuerdan un pasado pujante.

La colegiata fue uno de los corazones de la repoblación cristiana y en sus documentos se hallaron algunas de las primeras palabras del naciente castellano. Más adelante, entrando nuevamente en Navarra, podemos encontrar en Corro o en Pinedo, otras cuevas semejantes a las de Valdegovia.

Volvemos, pasando de nuevo por Villanueva, hasta el cruce que lleva a Orduña. Un descenso sinuoso por las laderas de la sierra Salvada nos deja en esta localidad, enclave vizcaíno entre las provincias de Araba y Burgos, que conserva un notable casco medieval.

Cascada de Gujuli, Orduña.
Cascada de Gujuli, Orduña.

Observamos en su plaza porticada el edificio neoclásico de la Aduana, que hasta el siglo XIX, controlaba el tráfico de mercancías entre Bizkaia y Castilla a través de la sierra. Hoy se ha convertido en hotel balneario.

El sabor

Las alubias pintas alavesas son seleccionadas entre las mejores variedades y cultivadas de manera artesanal en pequeñas huertas de caseríos. Los catadores profesionales las han calificado como excelentes, consiguiendo así el sello Eusko Label, que distingue a los alimentos vascos de calidad superior. Los expertos alaban su textura suave y cremosa. Son tan finas que necesitan muy poca cocción: basta con cocinarlas a fuego lento durante hora y media. Hay quien las refuerza con guindillas, tocino, chorizo o costilla, pero algunos cocineros las aprecian tanto que prefieren añadirles apenas un poco de berza para disfrutar a fondo de su sabor.

Alubia pinta.
Alubia pinta.

Esta legumbre es fuente de proteína vegetal e hidratos de carbono complejos. Posee pocas vitaminas, pero alto contenido en minerales (calcio, hierro, magnesio, potasio y fósforo). Es muy rica en fibra, que favorece el tránsito intestinal, ayudando a combatir el estreñimiento y a prevenir diversas enfermedades. Más sobre la alubia pinta alavesa en www.euskolabel.net

Más información

Productos de la zona

La gastronomía domina la gama de productos típicos de la zona. Valdegovia es un valle ideal para comprar miel y trufas. En Orduña, además del txakoli, podemos encontrar caracoles y mermeladas ecológicas. En el Centro de Visitantes de Salinas de Añana venden recuerdos relacionados con la sal.

Tesoro oculto

Antes de llegar al puerto de Orduña está la entrada al monumento natural del monte Santiago. Caminamos hacia el mirador del Nervióna través de un hayedo, pasamos junto a la reconstrucción de una lobera y nos asomamos al impresionante circo por el que cae el río Nervión. La catarata es de de 270 metros.

Fiestas

La Feria de la Alubia Pinta Alavesa se celebra el segundo domingo de octubre en Pobes. Aquí se degustan alubias con sus sacramentos. Es buen momento para comprarlas y adquirir embutidos, miel, queso, repostería y hortalizas. El ambiente lo crean las charangas y los puestos de bebidas.

Alojamiento

En Orduña podemos descansar de la ruta en el Hotel Aisia Orduña Hotel Balneario (Foru Plaza, 15; 945 384 550), un edificio neoclásico del siglo XVIII construido por Carlos III como aduana para controlar el tráfico de mercaderes y mercancías entre el puerto de Bilbao y Castilla. Si preferimos un lugar tranquilo y singular, en Miranda de Ebro encontramos el Hotel Hospedería El Convento (San Francisco, 15; 947 332 712), un antiguo convento franciscano reformado.

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