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Arroz de Calasparra

Huertas y montañas generosas

Actualizado: 13/10/2015

El agua y el arroz son aliados de la dilatada historia de las tierras de Murcia y de su espectacular belleza natural. Nada más aproximarnos al noreste murciano, ya podemos observar cómo las huertas y las montañas perfilan el horizonte. Y, sobre todo, cómo el río Segura recorre el territorio con sus aguas, que maduran un arroz con garantía de Denominación de Origen: el de Calasparra.

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La ruta

Iniciamos la ruta con un paseo fluvial en barca o canoa por el cañón de Almadenes, para disfrutar así de la naturaleza autóctona de Calasparra. Siguiendo el curso del agua del río Segura, rodeado de sauces y álamos, veremos las montañas béticas, que se extienden al sur de la península. En este recorrido, merece la pena visitar las cuevas de los Monigotes y observar con detenimiento sus pinturas neolíticas, que representan figuras humanas, animales y objetos. También en esta zona se avistan diversos tipos de aves, como garzas reales, garcetas, erizos y ardillas en el espeso bosque Galería.

Otra opción es empezar con una ruta a pie por la reserva de Cañaverosa, que arropa la vega del río Segura desde las tierras de Albacete hasta Calasparra. Y, si tenemos suerte, hasta podemos ser testigos de la vida de la comunidad de nutrias que todavía pervive en esta zona. El mejor punto para tener una completa panorámica del lugar es el mirador de Las Lomas de la Virgen, en el santuario de la Esperanza, que ofrece una vista excepcional de los campos alineados a la ribera del río. Este templo, que antaño sirvió como refugio de pastores y ganado, se encuentra a cinco kilómetros de Calasparra, en una cueva de roca moldeada por el flujo del río Segura.

Santuario de la Virgen de la Esperanza.
Santuario de la Virgen de la Esperanza.

A unos 9 kilómetros de Calasparra, en la sierra del Puerto, está la cueva del Puerto, también de obligada visita. Tiene 14 kilómetros de largo, de los que entre 300 y 400 metros están abiertos al público para que podamos admirar una amplia colección de estalactitas y estalagmitas.

Cualquiera de los dos inicios de esta ruta continúa con una visita a la localidad de Calasparra, donde el cultivo del arroz acompaña su historia. Un ejemplo claro es el edificio del Molinico, que fue declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1983, así como el homenaje a los agricultores tradicionales que supone la escultura del labriego que se alza en medio de la plaza del Convento. Muy cerca encontraremos la plaza Corredera, con una fuente antigua, y la Casa Consistorial. Es interesante visitar el Museo Arqueológico de Casa de la Encomienda, que fue granero de la Orden de San Juan de Jerusalén en el siglo XVIII y ahora muestra restos del Paleolítico medio, de la Edad de Bronce y de la cultura ibérica.

En el Museo Fundación Pérez Piñero, encontraremos una colección de las obras de ingeniería y arquitectura de Emilio Pérez Piñero. El Museo Etnológico y el Archivo Municipal comparten con el primero un espacio en el edificio del Molinico. En el núcleo urbano encontramos también la torre del Reloj, una reminiscencia neomudéjar y, frente a ella, en la Calle Mayor, la casa-granero acoge el Museo del Arroz, donde descubrimos el pasado y presente del producto más importante de la localidad.

Nos dirigimos ahora por la carretera local que en menos de diez minutos nos lleva a Valentín, una pedanía de Calasparra. Desde este punto se accede al embalse de Argos, donde está permitida la pesca. Poco antes de llegar aquí, también podemos desviarnos hacia Moratalla, en cuyo camino se descubren plantaciones de almendros, olivos y cereales que flanquean los arcenes. Vale la pena pasar por aquí para contemplar las pinturas rupestres de la Cañaíca del Calar, un yacimiento declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Además, a seis kilómetros del casco urbano de Moratalla, encontraremos la casa de Cristo, un complejo turístico, en origen santuario, que incluye un Centro de Arte Prehistórico donde se estudia y se expone al público el legado gráfico hallado en las cuevas y abrigos de la región.

En este entorno se encuentra el punto más alto de Murcia, el macizo de Revolcadores, un pico de más de 2.015 metros de altitud. En la ruta hacia esta sierra nos encontramos con El Sabinar, donde sobreviven valiosos árboles de esta especie. En esta área podremos observar ejemplares de buitres comunes, piquituertos, águilas culebreras, martines pescadores, picapinos, jabalíes y tejones.

Nuestra última parada es la localidad de Caravaca de la Cruz. Desde el punto de vista arqueológico, es un pueblo sorprendente e inagotable, con puentes romanos, termas, restos íberos, reminiscencias islámicas… Los bosques y ríos de alrededor son, además, un marco idílico para practicar el senderismo. A sólo dos kilómetros de la ciudad encontramos el paraje de las Fuentes del Marqués, un espacio natural que destaca por sus manantiales y su frondosidad. Dentro de este pequeño parque se encuentra un Centro de Interpretación de la Naturaleza, ubicado en el viejo torreón de los Templarios, y desde allí parten senderos que se adentran en las sierras cercanas.

El sabor

La singularidad y calidad del arroz de Calasparraes fruto de la dureza del grano cultivado y elaborado. Cuando se cocina, se quedan sueltos y poseen una alta resistencia al empastado y, además, absorben muy bien el sabor del caldo. Apoya esta cualidad el hecho de que se cultiva en un entorno privilegiado, un área montañosa y soleada situada entre los 340 y 500 metros de altitud, y que el cereal se conserva a la temperatura óptima para evitar que pierda propiedades. Por otra parte se mantienen las simientes tradicionales, por lo que las semillas son de la máxima calidad.
El arroz es fuente de hidratos de carbono complejos, proteínas de origen vegetal, así como fósforo y selenio. No contiene colesterol y su combinación con legumbres es muy adecuada, al conseguir una calidad óptima de la proteína consumida. Todo acerca del Arroz de Calasparra puede verse aquí.