Compartir

No te pierdas ningún destino

Crea tus rutas, encuentra y guarda los mejores destinos con nuestra App.

Descargar app
{{title}}
{{buttonText}}

Farinoso

Un horizonte con traza medieval

Actualizado: 13/10/2015

La comarca de las Cinco Villas acaba con el tópico de la Zaragoza barrida por el cierzo y el polvo de Los Monegros. En el Prepirineo abundan los cascos históricos medievales, los horizontes quebrados y una cocina de hondas tradiciones populares que alcanza su máxima perfección en los dulces, concretamente en los Farinosos. Este postre es sólo la excusa para que conozcamos el carácter sencillo y acogedor de los habitantes y la gastronomía de esta región de Aragón.
¡Llegan los cromos de Guía Repsol!
Descargar App

La ruta

El itinerario comienza en Tauste, donde podemos visitar la iglesia de San Antón y el santuario de la Virgen de Sancho Abarca. Desde la plaza del Ayuntamiento divisamos la torre almenada de la iglesia mudéjar de Santa María, del siglo XIV. A sus pies, parte la carretera que nos llevará a Ejea de los Caballeros.

Capital de las Cinco Villas, esta localidad destaca por su patrimonio románico, representado por el templo de San Salvador y su característica estampa de iglesia-fortaleza con campanario almenado. Su interior atesora uno de los más valiosos retablos mayores de estilo gótico de Aragón. Después, merece la pena caminar por la calle Mediavilla hacia la plaza de España, entre casonas señoriales, y acabar en el barrio de la Corona, en cuyo centro emerge la iglesia de Santa María de la Corona, con el aire inconfundible de los templos del Cister.

Tanto en Ejea de los Caballeros como en Tauste podemos parar a degustar en alguna de sus pastelerías los Farinosos, tentación irresistible para golosos. Son dulces con sabor a miel y a frutos secos, según las variedades locales. En Layana, a caballo entre Sádaba, próxima parada, y Uncastillo, los elaboran además con anisetes y canela, y cada 29 de diciembre se encargan de mantener viva la tradición con talleres y una pequeña fiesta en la que invitan a los pueblos vecinos.

Detalle de la fachada de Santa María La Mayor, en Uncastillo.
Detalle de la fachada de Santa María La Mayor, en Uncastillo.

Siguiendo la carretera llegamos a Sádaba, localidad amurallada donde sobresale su castillo cisterciense, del siglo XIII, que conserva casi intactas sus siete torres. La iglesia parroquial de la localidad es uno de los mejores ejemplos del gótico aragonés y atesora en su interior un órgano rococó fabricado en el año 1768. Por su ubicación en la fértil vega del río Riguel, los terratenientes del Bajo Imperio romano eligieron el entorno de Sádaba para extender sus haciendas, cuyos restos son puntos de interés turístico. Para contemplarlas debemos acercarnos hasta el mausoleo de los Atilios y el yacimiento de Los Bañales, célebre por las 35 columnas del acueducto que abastecía a un cercano complejo termal.

En Sos es un placer deambular por su Plaza Mayor, por los restos del castillo y hacer un alto en su iglesia románica, que posee una majestuosa cripta

A continuación la carretera nos conduce a Layana, donde pararemos a contemplar su característica torre medieval del siglo XI y el templo románico de Santo Tomás. La ruta continúa hacia el norte hasta Sos del Rey Católico. Cuentan las crónicas que Fernando de Aragón nació en el palacio de Sada, hoy Centro de Interpretación Fernando II de Aragón. Justo detrás de este palacio se encuentra una de las juderías mejor conservadas de la región. También en los alrededores se han descubierto los restos de lo que pudo ser el baño ritual de la sinagoga. En Sos quedan en pie las siete puertas del núcleo amurallado y es un placer deambular por su elegante Plaza Mayor, por los restos del castillo y, también, hacer un alto en la iglesia románica de San Esteban, que posee una majestuosa cripta.

Una intrincada carretera une Sos con Uncastillo, una deliciosa villa medieval donde el tiempo parece haberse detenido. La localidad conserva seis iglesias románicas, entre ellas la de San Martín de Tours, que a día de hoy ha sido transformada en el Centro de Interpretación del Arte Románico y que puede ser una buena parada para profundizar en el arte de la zona. Podemos callejear por el casco antiguo, entre casonas palaciegas, hasta la lonja y subir a lo alto de la peña Ayllón, donde se sitúan el Museo de la Torre y el palacio de Pedro IV. Ambos monumentos son razones de sobra para la caminata, pero además al alcanzar la cima las impresionantes vistas de la región que se tienen desde la antigua torre del Homenaje son un auténtico regalo.

La última etapa de nuestra ruta es el territorio de las Cinco Villas orientales: el camino, a los pies de la Sierra de Santo Domingo, llega hasta Luesia, donde quedan restos de la aljama judía, de un castillo y de templos románicos como San Salvador y San Esteban. Nuestra ruta concluye en Biel, otra bella localidad ubicada en la margen izquierda del río Arba, con un caserío con trazas hebreas, casas populares y un majestuoso castillo del siglo XI que termina por coronar el viaje por el Prepirineo zaragozano.

Paisaje primaveral en Monegros.
Paisaje primaveral en Monegros.

El sabor

Para obtener un buen y crujiente Farinoso hay que preparar adecuadamente la masa. Primero se mezclan en una olla aceite de oliva, agua y azúcar, y se pone al fuego. Tras un hervor, se deja enfriar. Cuando esté casi frío, el caldo se echa sobre la harina y se trabaja la masa con las manos hasta conseguir una textura homogénea y plana. Se deja reposar unos minutos y después se marcan sobre la masa círculos de unos 22 centímetros de diámetro, lo más finos posibles. Aparte, se prepara el relleno con anís en rama, aceite y miel, hirviendo en una olla hasta que la mezcla quede fluida. Para montar los Farinosos se echa una cucharada sopera de relleno en cada círculo de masa y se espolvorea con azúcar y canela. A continuación se dobla la masa en cuatro, dejando el relleno dentro, se unta con huevo batido y se mete al horno hasta que se dore. Este tradicional dulce aporta principalmente hidratos de carbono, la mayoría azúcares, y lípidos, gran parte provenientes del aceite de oliva, protagonista de la dieta mediterránea y beneficioso para nuestro organismo. Entre los minerales, se encuentra en mayor proporción el fósforo. Como todo lo bueno, se recomienda consumir con moderación debido al elevado aporte energético que tiene sobre la dieta.

Farinoso zaragozano.
Farinoso zaragozano.

Más información

Productos de la zona

Para los más golosos, Sos del Rey Católico ofrece sus afamadas tortas de manteca y también algún queso de producción artesanal que se prepara en la zona. Tampoco debemos perder la oportunidad de probar en algún restaurante platos en los que la región alcanza la maestría gastronómica, por ejemplo las migas de pastor y la carne a la brasa.

Visita obligada

En los alrededores de la avenida Santiago Ramón y Cajal y la calle Mediavilla, en Uncastillo, se agolpan numerosas casas señoriales que merecen un paseo tranquilo. La casa Bardají, Larués, León, Lozano, Mola, Monguilán, Navarro, Palacio Canales y Siglos completan nuestro itinerario por la arquitectura singular de la localidad.

Fiestas

En Layana celebran cada 29 de diciembre el Día del Farinoso. Durante tres jornadas, los mayores de la localidad imparten talleres en los que se cocina este dulce típico. El 29, a las cinco de la tarde, hay un concierto en la iglesia parroquial y a las seis se baja a las antiguas escuelas, donde se degustan los dulces realizados en los talleres y se cata el vino quemado.

Alojamientos

Para sumergirnos en el ambiente medieval, el Hotel El Peirón pone a nuestra disposición una casa señorial del siglo XVI que mantiene todo el encanto de la época. Está situado en el “Portal de Zaragoza”, una de las siete puertas amuralladas que dan acceso a la villa de Sos del Rey Católico. Entre olivos y viñedos se encuentra la Bodega Hotel-Chateau Pago de Cirsus, muy cerca de la ruta que planteamos, ofrece lujo y alta cocina para sumergirse en los vinos de Pago.