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Al montarse en el 'flyboard' bastan cinco minutos para domar estas botas movidas por agua a presión.

SAN LÚCAR DE GUADIANA (HUELVA) Y ALCOUTIM (PORTUGAL)

Adrenalina en la frontera

Actualizado: 10/08/2018

Fotografía: Javier Sierra

Sanlúcar de Guadiana (Huelva) mira cara a cara a la localidad portuguesa de Alcoutim. Separadas por el río Guadiana, estas dos localidades de dos países han sabido aprovechar las posibilidades de la corriente fluvial para transformarlo en un lugar de diversión. Un paraíso de deportes acuáticos que cuenta con la primera tirolina transfronteriza del mundo.
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Desde las alturas del castillo de San Marcos, una fortaleza atípica que vigila la frontera con Portugal, las vistas nos muestran la fisonomía de dos pueblos blancos que se miran frente por frente con un río de caudal abundante de por medio, el Guadiana. Entre montes agrestes y vegetación mediterránea, Sanlúcar de Guadiana y Alcoutim son la muestra de dos pueblos de países diferentes que nunca se plantearon no entenderse. Al menos en los últimos tiempos, cuando dejaron de ser invadidos por los portugueses, hecho por el cual se levantó esta fortaleza sobre la colina cercana. Las crecidas del río, eso sí, los afectaron igual a lo largo de los siglos, y entonces decidieron domarlo y hacerlo su forma de vida, antes como puerto fluvial y ahora como atractivo de ocio para los que buscan un turismo de interior con toques acuáticos.

En el corazón de Sanlúcar se encuentran las oficinas de 'Limite Zero'. Allí, un equipo joven prepara a los visitantes para una de las actividades estrella del municipio: cruzar de un país a otro volando sobre los tejados del pueblo en tirolina. "A través de los 720 metros de longitud que unen los dos países, el que se monta cruza el río a una velocidad aproximada entre los 70 y los 80 kilómetros por hora", cuentan los encargados de la atracción.

Tras la preparación de los arneses, es el turno de subir al todoterreno para ascender hasta la cabaña situada en las alturas desde la que se divisan perfectamente ambas localidades. Allí, el equipo de la empresa aconseja levantar las piernas hasta que se divise el vacío bajo nuestros pies y a partir de ahí, disfrutar del viento que levanta el río en la cara mientras se contemplan los dos pueblos a vista de pájaro.

La adrenalina comienza cuando se abre la pequeña puerta abatible que nos enseña la línea recta hacia el río y Portugal. Cuando el monitor suelta el arnés, empieza el viaje. Un recorrido panorámico a una velocidad no muy alta que nos conduce hasta una huerta en la localidad portuguesa de Alcoutim mientras bajo nuestros pies los veraneantes surcan el río en kayak o en moto de agua, y los barcos cruzan de un país a otro dejando en los embarcaderos a decenas de personas que han venido a disfrutar del encanto de dos naciones distintas.

Brazos extendidos y pies levantados son las normas para comenzar un viaje de 720 metros entre dos países.
Brazos extendidos y pies levantados son las normas para comenzar un viaje de 720 metros entre dos países.

"Cuando vayas llegando, agárrate bien al soporte con los brazos y saca la cabeza hacia uno de los lados, que te van a hacer una foto", advertía antes de salir uno de los monitores para que el fotógrafo que se encuentra en el puesto de llegada a Alcoutim pueda tomar la instantánea que luego podrás llevarte de recuerdo como un aventurero.

Mientras te deslizas por la tirolina, la velocidad puede alcanzar los 80 kilómetros por hora.
Mientras te deslizas por la tirolina, la velocidad puede alcanzar los 80 kilómetros por hora.

Una vez en Portugal y con la sonrisa puesta después de la experiencia, el pase para montarse en la tirolina –con un precio de 18 euros– incluye el viaje de vuelta en un pequeño ferry que trae al viajero de vuelta a Sanlúcar de Guadiana. En el lado español, espera a la orilla del río Aram Pérez Romero, fundador de 'Guadiana Xtremme', una empresa de deportes acuáticos que ofrece en esta localidad un amplio abanico de experiencias con el río como eje. "En Huelva tenemos la única playa de río y la utilizamos para hacer diferentes actividades náuticas. Este río tiene profundidad suficiente y un poco de corriente, la justa para practicar deportes acuáticos con marea alta y marea baja. Aunque estemos a 40 kilómetros del océano Atlántico, hay una marea con una diferencia de dos metros", explica.

Hay ferrys continuamente para cruzar entre España y Portugal, y el salto en tirolina incluye el viaje de vuelta a España en el precio.
Hay ferrys continuamente para cruzar entre España y Portugal, y el salto en tirolina incluye el viaje de vuelta a España en el precio.

En la orilla, un matrimonio de unos 50 años disfruta de la parte más tranquila de esta playa fluvial: el baño recreativo en una zona acotada para que el bañista esté a salvo de la zona en la que se realizan prácticas acuáticas. Un poco más arriba, entre los árboles que dan sombra ante el sol implacable, un grupo de británicos con guitarras cantan tranquilamente a escasos metros del chiringuito en el que un trajín de platos y cervezas de las dos orillas atraen a los visitantes y a los habitantes del pueblo.

El kayak es una de las actividades más demandadas para los que se acercan a Sanlúcar de Guadiana.
El kayak es una de las actividades más demandadas para los que se acercan a Sanlúcar de Guadiana.

"Aquí se puede hacer kayak, paddle surf, tenemos una big paddle surf que se realiza con una tabla gigante en la que caben hasta 12 personas, rutas en moto de agua, el único flyboard que hay en las provincias de Huelva y Sevilla, actividades de waterball –una gigantesca burbuja en cuyo interior se viaja flotando sobre el río–, tiro con arco, rutas de senderismo…", explica Aram. Sobre el flyboard, el dueño explica que es uno de los grandes atractivos por no haber nada parecido en la zona. Su mecanismo es más sencillo de lo que parece: el aventurero se coloca unas botas que van conectadas por unos recios tubos a una moto de agua. Con la moto quieta pero en funcionamiento, la presión del agua hace que las botas nos eleven varios metros sobre la superficie del río como si fuéramos un superhéroe.

Sanlúcar de Guadiana se ha convertido en destino de familias que buscan un verano diferente.
Sanlúcar de Guadiana se ha convertido en destino de familias que buscan un verano diferente.

"Para practicar el flyboard, lo único que hay que tener es un poco de equilibrio. La mayoría de los clientes entre los cinco o seis primeros minutos ya están volando, no hace falta una preparación física especial. Hemos tenido gente desde 16 años con autorización paterna hasta clientes de 65 años que han volado sin problemas", cuenta Aram, que hace una demostración realizando piruetas, sumergiéndose y volviendo a salir aprovechando los chorros de agua a presión. "La experiencia de volar es única, y hemos tenido gente acostumbrada a realizar deportes náuticos que han venido y han flipado", cuenta el dueño sobre esta actividad que cuesta 50 euros por 15 minutos de adrenalina.

La moto acuática te permite recorrer buena parte del Guadiana a toda velocidad.
La moto acuática te permite recorrer buena parte del Guadiana a toda velocidad.

Los visitantes de esta zona vienen de Huelva y Sevilla, pero también de Córdoba y de Badajoz, y Aram explica que normalmente siempre hay británicos que buscan deportes acuáticos. "Llega gente de todas las edades, incluso familias con niños, para los que tenemos unos kayak pensados para ellos. En ellos cabrían dos adultos y dos niños menores de ocho años, y el precio es el mismo", cuenta.

Un chiringuito da una tregua a los hambrientos junto a la playa fluvial de Sanlúcar de Guadiana.
Un chiringuito da una tregua a los hambrientos junto a la playa fluvial de Sanlúcar de Guadiana.

En la orilla, dos chicas de Sevilla salen en ese momento con sus kayaks remontando el río, luchando al principio entre risas por controlar el ritmo del remo y dando alguna que otra vuelta como una peonza sobre el eje de la embarcación. "Aquí abrimos todo el año, aunque en temporada baja vamos dirigidos a colegios y grupos durante el fin de semana, y suelen reservarse las actividades con antelación", explica.

Las vistas desde el Castillo de San Marcos que corona Sanlúcar de Guadiana.
Las vistas desde el Castillo de San Marcos que corona Sanlúcar de Guadiana.

Para los más tranquilos y que aguanten hasta el atardecer, desde las dos orillas el sol se derrama bajo los vigías de las espadañas y torres de las iglesias de ambos pueblos. A un lado y otro del Guadiana, mientras el olor a platos de bacalao y carnes ibéricas atraen a los paseantes desde la calle, la Iglesia de Santa María de las Flores ofrece el encanto de un templo rural de un blanco impecable en sus paredes interiores. Y en lo más alto del pueblo, el castillo sigue ejerciendo de vigilante, aunque ya no haya invasiones portuguesas.

Ante la Iglesia de Santa María de las Flores en Sanlúcar de Guadiana, el monumento a la tradicional Danza de las Flores.
Ante la Iglesia de Santa María de las Flores en Sanlúcar de Guadiana, el monumento a la tradicional Danza de las Flores.

Pero, además de la visita guiada al monumento, lo que sí sigue ofreciendo son unas vistas inigualables de buena parte de las riberas del Guadiana y de los dos pueblos. Una fortaleza construida en cinco fases y de una original fisonomía desde la que divisar dos localidades que desde hace cinco siglos han vivido historias de invasiones, asaltos, luchas de poder, contrabando y el trasiego natural de los puertos florecientes desde los que ambos países enviaban sus mercancías. Un romance entre dos pueblos lleno de cal y arena que hoy configuran un matrimonio de ocio y diversión para los que busquen una propuesta diferente.

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