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Ruta playas escondidas porto do son a coruña: espiñeirido, serans, basoñas, rio sieira y fonforron

Ruta por playas escondidas de Porto do Son (A Coruña): Espiñeirido, Serans, Basoñas, Río Sieira y Fonforrón

Entre el monte y el mar sin un alma alrededor

Actualizado: 27/08/2019

Fotografía: Sofía Moro

Indicaciones con el nombre tapado con pintura negra, señalética oculta tras la flora o enmascarada por el trazado. En estas playas vírgenes de Porto do Son, los lugareños se alían con la naturaleza para mantenerlas en secreto. Si buscas espacio y sentirte como un náufrago en plena temporada alta, estos cinco arenales –que te mostramos de menos a más poblados– son tu lugar ideal.

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1. Playa Espiñeirido: para bajarse del mundo

Playas Porto do Son. Espiñeirido
Arena blanca, mar abierto y un viento agradable que te hace sentir un auténtico privilegiado. Foto: Sofía Moro.

Si Mafalda lograse dar con este aislado arenal de 13 metros y entorno virgen al suroeste del municipio de Porto do Son, no tendría que volver a molestarse en gritar "¡Paren el mundo que me quiero bajar!". Aquí te sientes en un universo paralelo con solo pisarla.

espiñeirido 1
A tu aire, con quien y como quieras. Con tu perro, con tu novio, con los amigos… licencia para ser tú mismo.

No hay ruidos ni gente. Solo se escucha el mar poderoso que exhibe intimidante su fuerza. A tu espalda un monte bajo de pinos, en el que unas cuantas casas parecen querer ocultarse del mar poniéndose de lado, revela la magnificencia salvaje de esa Galicia que huye del turismo y no lo quiere ni ver porque ama vivir en solitaria libertad.

señal tapada espiñeirido
La flora endémica de la zona trata de comerse el cartel que indica el camino a la playa.

La naturaleza ha firmado un pacto con los lugareños para que nada perturbe la belleza del entorno. Las azucenas de mar o los cardos marinos crecen a sus anchas y junto con la vegetación nitrófila y los carrizos y juncales dan una lección de adaptación a un medio cambiante, que se caracteriza por ser arenoso, eólico y salino.

azucenas de mar espiñeirido
El penetrante aroma de las azucenas de mar se intensifica bajo el sol y pone coto a las tentaciones de arrancarlas.

Es un sitio perfecto para practicar el nudismo sin miradas indiscretas. Si te cruzas con alguien, lo saludas con la complicidad del que ha sido capaz de encontrar también este tesoro. Al mar hay que acercarse con respeto en esta última playa de Porto do Son, de la que una parte pertenece a Ribeira. Un cartel avisa de que hay corrientes que obligan a ser precavido. El Atlántico es poco apto en esta zona para los niños.

espiñeirido vegetación
Si por un momento dejas de mirar el mar, al volver la cabeza encuentras la apabullante y anárquica vegetación gallega.

2. Playa de Serans: ¡al abordaje!

serans
Cala en la playa de Serans, con una construcción abandonada que hace volar la imaginación.

Rocas en las que vivir tus propias aventuras. Y un oleaje que haría zozobrar barcos piratas –de los de antes y de los de ahora–. Por aquí cabalgan surferos y corretea algún crío de esos padres que tratan de apartarles de las pantallas en vacaciones.

padre niños playa serans
La pasarela de madera permite dar paseos o correr inspirando el olor a salitre.

Serans se encuentra justo a continuación de la playa de Espiñeirido y cuesta distinguirlas, son primas hermanas que se saludan con abrazos de sal. La densidad humana es anecdótica. Ni tan siquiera los veraneantes habituales logran dar con ellas. Solo los nacidos en la zona conocen un camino que prefieren no revelar.

cartel playa peligrosa serans
Los carteles de 'Praia perigosa' contribuyen a desanimar a los extraños.

3. Playa de Basoñas: un paraíso particular

basoñas porto do son
Nadie por aquí, nadie por allá.

Arena fina, oleaje moderado y la certeza, por un rato, de ser realmente afortunado. No todos los días te toca la lotería. Y es que llegar hasta este rincón es de premio gordo. El cartel que señala en la carretera el acceso a la playa, está convenientemente pintado con un espray negro. Lo cual indica que vas por el buen camino, de robles y eucaliptos.

basoñas cartel pintado
El cartel adosado al poste, pintado de negro, no vaya a ser que descubras cómo llegar.

El mundo rural provoca una sedación instantánea. Te invade el ritmo del campo que rodea al mar y mece tus pensamientos. Divagas sobre la posibilidad de cambiar radicalmente. Instalarte en una de las casas, que crecen anárquicamente, de los alrededores. Plantar patatas, berzas, lechugas y tomates.

Una autocaravana tuneada al borde de mar. Un enclave perfecto para pernoctar.
Una autocaravana tuneada al borde de mar. Un enclave perfecto para pernoctar.

Acabas de tumbarte en la arena y ya percibes como parte de ti ese pequeño paraíso. Qué poco se necesita para ser feliz. Basta con un baño despabilador en aguas del Atlántico para volver a la realidad. Aunque, como si fueses autóctono, te prometes a ti mismo guardarte esta playa para ti solo. Un desahogo espiritual.

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Almacenar esta imagen en la recámara sirve para echar mano de ella cuando el estrés te puede.

4. Playa de Rio Sieira: el río que se casó con el mar

rio sieira
Aquí desemboca el río Sieira, formando una piscina natural al pie del mar.

Es el planazo del verano. Hacerse unos bocadillos, coger la toalla y a toda la troupe e irse a pasar el día a esta playa que lo tiene todo. Aquí se juntan más almas que en las anteriores pero sigue siendo un secreto que los veraneantes espabilados preservan. Nada hace presagiar la singularidad que esconde la inadvertida indicación que conduce hasta ella.

maizales rio sieira
Los maizales que atraviesas conforman con la playa al fondo, un paisaje idílico de la España vacía.

El viento impide que el sol canse y tanto niños como mayores tienen dos opciones para elegir. Si quieres marcha, te sumerges en el Atlántico, vigorizantemente helado por estos lares. Y si te va más el mundo spa o quieres seguir leyendo mientras los críos chapotean, el río es genial.

surferos playa rio sieira
Los surferos de la zona adoran las olas que te tragan y te escupen al momento.

Para quien visita la playa por primera vez, es importante saber que puede que llegues con la marea baja y al cruzar el río, el agua solo te cubra hasta el tobillo. Pero si al final de la jornada ha subido, igual tienes que pasar las sillas, la sombrillas y demás bártulos con los brazos en alto o incluso a nado para poder regresar hasta el coche que has dejado arriba, en el chiringuito 'Boca do río', también conocido como 'El marciano', por la escultura de latón de la entrada firmada por Nando.

escultura laton boca do rio rio sieira
El bicho de latón en la entrada del chiringuito es foto obligada.

5. Playa de Fonforrón: ahora está, al rato no está

fonforron porto do son
Saltar las olas, una de las actividades más divertidas para hacer en la playa.

Resguardada por el trazado de la carretera de la costa y las rocas que levantan una pared granítica, esta playa desaparece por completo cuando sube la marea. Hace 50.000 años, los neanderthales ya se instalaron allí, como evidencia la cueva a la que se accede sin problema. Por aquel entonces estaría en mitad de la ladera, pero el hundimiento de la costa la ha puesto a disposición de los bañistas, que conocen el secreto.

mirador fonforron
La vida contemplativa es una gozada.

Las puestas de sol son míticas en la zona. Ya sea desde el chiringuito del Fonforrón, el bar 'El Pino' o sobre una de las rocas. Es lo que tienen las vacaciones. Hay tiempo para poder detenerse en lo que resulta invisible el resto del año.

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