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Interior de la habitación El Barco de la casa rural Mar de la Carrasca, en el parque natural Peñagolosa, en Castellón.

CASA RURAL MAR DE LA CARRASCA (PARQUE NATURAL DE PEÑAGOLOSA, CASTELLÓN)

Un barco en mitad del bosque

Actualizado: 09/07/2018

Fotografía: Eva Máñez

Alejados del mundanal ruido, aquí el claxon de los coches, los atascos y las prisas quedan lejos. La ciudad hace tiempo que la hemos dejado atrás y la naturaleza es un lujo que entra descarada por las ventanas. Así es 'Mar de la Carrasca', un alojamiento encantador que descansa en un pequeño valle, rodeado de pinos y carrascas, en el parque natural del Peñagolosa, en el interior de Castellón.

Alberto e Isabel son sus propietarios. Ambos disfrutaban de una vida que nada tenía que ver con el mundo de la hostelería y mucho menos con el mundo rural. Los dos estudiaron Bellas Artes. Alberto es pintor e Isabel es escritora y profesora de yoga. 'Mar de la Carrasca' surge como un proyecto de vida familiar, como una necesidad vital de volver a los orígenes.

Paseando en los alrededores del alojamiento rural Mar de la Carrasca, en el parque natural de Peñagolosa, Castellón.
Paquirrín, uno de los tres perros de la finca, te acompañará en los paseos por la naturaleza.

Dicho y hecho. Alberto vivía en Valencia, en el casco viejo. Pintaba y todo lo que ganaba lo invertía en viajes. Cansado de la ciudad empezó a buscar un estudio alejado de lo urbano y encontró este antiguo mas o masía abandonada de principios del siglo XX, devorada por la naturaleza. Más tarde encontró a Isabel y juntos levantaron con sus propias manos uno de los alojamientos más maravillosos de la provincia.

Detalles de buda y piedras con nudos repartidos por la finca de la casa rural Mar de la Carrasca, en el valle de Peñagolosa, Castellón.
Cada rincón de 'Mar de la Carrasca' tiene su propia historia.

Situado a pocos kilómetros de Villahermosa del Río, un pequeño pueblo de fachadas blancas regado por el río Carbo, Alberto nos cuenta que "en realidad esta Masía se llamaba Mas de la Carrasca pero me parecía escuchar mar cuando las personas del pueblo hablaban de esta casa. Me pareció muy bonito que en un lugar donde no existe el mar esté la palabra mar. A partir de ahí empezamos a ver estas montañas como olas de tierra, de roca, las hojas de los árboles como gotas de agua mecidas bajo la brisa del viento y empezamos a sentir las casas como barcos en este espacio".

Alberto Ruiz, propietario y constructor de la casa rural Hotel de la Carrasca, en el valle de Peñagolosa, en Castellón.
Alberto Ruiz, propietario y, junto con Isabel, creadores del proyecto, buscaban alejarse de la vida urbanita.

De ahí la construcción de una de las habitaciones más codiciadas y emblemáticas de 'Mar de la Carrasca', El Barco, un apartamento dúplex privado para dos personas, al lado de la Masía principal, con una bóveda que parece un barco dado la vuelta, un barco varado en mitad de un bosque.

Vista de la estructura de la Habitación El Barco de la casa rural Mar de la Carrasca, en el parque natural de Peñagolosa, Castellón.
La habitación El Barco, por detrás, parece un barco varado en mitad de un bosque.

El Barco cuenta con un salón comedor con chimenea, una preciosa bañera de piedra de la que no querrás salir, su propia cocina y un baño. Una escalera te lleva a la parte de arriba donde se encuentra la habitación doble. No esperes grandes lujos en el dormitorio, únicamente dispone de una cama de matrimonio que reposa sobre el suelo y, a ambos lados, dos ventanales circulares que recuerdan a los de los camarotes de los barcos. Y fuera un paisaje abrumador, el silencio y la paz.

Vista del interior de la habitación El Barco de la casa rural Mar de la Carrasca, en el parque natural de Peñagolosa, Castellón.
En la parte de arriba de El Barco, los ventanales circulares recuerdan a los de los camarotes.

La luz entra por todas partes gracias a los enormes ventanales de cristal y es esta luz la que juega con el espacio creando geometrías y formas cambiantes según la hora del día. El Barco cuenta con su propia terraza, mirando al bosque, que induce a tomártelo con calma, a respirar, a cerrar los ojos y escuchar el sonido de la naturaleza salvaje o a mantenerlos bien abiertos y contemplar las verdes montañas que lo envuelven todo.

Vistas del valle desde la masía de  la casa rural Mar de la Carrasca, en el parque natural de Peñagolosa, Castellón.
El valle, rodeado de pinos y carrascas, envuelve la masía.

"Al principio de venir aquí –cuenta Alberto– estuvimos viviendo cuatro años en El Barco, sin saber siquiera que acabaría llamándose así. Acababa de nacer nuestro hijo Marcus y habitar este espacio nos sugirió la idea de vivir en un barco. Tuvimos la sensación de estar navegando y de ahí su nombre". Quizás sea por este motivo por el que cada rincón tiene su propia historia, por el que cada detalle está cuidado al milímetro confundiéndose con el entorno que nos rodea.

Cerrando el abanico de maderas que hace las funciones de estor, fabricado por la propietaria, Isabel, y detalle en el jardín de la casa rural 'Mar de la Carrasca', en el valle de Peñagolosa, en Castellón.
La luz entra por todas partes desde el exterior y la propietaria creó este estor con maderas en forma de abanico.

De hecho, una de las cosas más llamativas que encontramos en la habitación, además de la bañera, es un abanico gigante elaborado con la madera con la que se construyen los barcos y que cierra uno de los ventanales. Si estás en la parte superior, en la cama del dormitorio, este ventanal te queda justo enfrente y lo ves a través de una celosía que permite la entrada de la luz también desde este lado. "En un principio el ventanal no estaba cubierto y la luz entraba durante todo el día, por todas partes, pero con el nacimiento de Marcus y la lactancia, Isabel necesitaba dormir, por lo que diseñó este cerramiento, a modo de estor, pero siguiendo con la estética marinera".

Interior de la habitación Oriental de la casa rural Mar de la Carrasca, en el parque natural de Peñagolosa, Castellón.
La habitación Oriental también tiene su terraza privada y enormes ventanales.

Además de El Barco, 'Mar de la Carrasca' cuenta con otras habitaciones fantásticas también; la Habitación Solar, la Habitación Oriental con su propia terraza y enormes ventanales y la Habitación Roja (que solo alquilan si reservas la Masía entera). Y todas con bañeras increíbles, pegadas a los ventanales, asomadas al paisaje. Una de ellas hecha, incluso, con piedras del río para garantizar ese equilibrio con el lugar.

Aberto Ruiz, propietario de la casa rural 'Mar de la Carrasca', en el parque natural de Peñagolosa, Castellón, arregla la tarima para la práctica de yoga con vistas al valle.
Aberto Ruiz arregla la tarima para la práctica de yoga con vistas al valle.

En la actualidad están metidos de pleno en la construcción de una nueva vivienda, la Casa Flotante, bautizada así por su hijo Marcus y que como su nombre indica parece estar flotando en mitad del valle. La Masía completa tiene una capacidad total de hasta diez personas, ya que existe la posibilidad de poner camas supletorias, aunque está pensada para seis huéspedes. De esta forma, se garantiza una intimidad total y la tranquilidad que añoran y buscan los viajeros que se alojan aquí.

Detalles en el interior de la habitación de El Barco en la casa rural Mar de la Carrasca, en el parque natural de Peñagolosa, Castellón, arregla la tarima de yoga con vistas al valle.
Aquí no hay televisiones ni wifi y todo ello propicia el encuentro con uno mismo y la naturaleza.

Tal es el esfuerzo por proporcionar a los huéspedes la mejor de las experiencias que este año 'Mar de la Carrasca' ha sido nombrada como mejor casa de turismo rural de España por Ruralka. Turismo de calidad pero con un trato familiar y cercano. Ya que justamente estas podrían ser la premisas de este alojamiento rural (aunque creo que estos adjetivos se le quedan cortos).

Vista de la terraza de la masía en la casa rural Mar de la Carrasca, en el parque natural de Peñagolosa, Castellón.
Antes de que Alberto e Isabel la restauraran, esta masía del siglo XIX, estaba abandonada. Hoy su terraza propicia el encuentro.

Siéntete libre, desconecta y conecta contigo mismo. Desde luego el entorno te invita a esta introspección y además, Isabel imparte a los huéspedes clases de yoga y meditación guiada, así como distintas terapias como par biomagnético y yogaterapia. "Aquí tienes que creer y experimentar. Nosotros vemos las cosas desde nuestra visión mínima y nos ponemos objetivos y esto nos estresa. Tenemos que vivir el aquí y ahora".

Pues oye, que no nos lo digan dos veces, que yo me quedo aquí, con Paquita, Paquirrín y Sebastián, los tres perros de la familia, que campan a sus anchas felices y libres. Aquí puedes venir con tu mascota, el alojamiento es dog friendly.

Sebastián, uno de los tres perros de la casa rural Mar de la Carrasca, en el parque natural de Peñagolosa, Castellón.
Sebastián, uno de los tres perros de la familia, nos recuerda que este es un alojamiento 'dog friendly'.

La Masía principal propicia el encuentro entre personas, las largas conversaciones copa de vino en mano. Y durante las noches de invierno nos imaginamos dejándonos envolver por el placer del calor del fuego de la gran chimenea que preside el espacio comunitario. Su enorme cocina también es protagonista. Es en la que Alberto cocina para sus huéspedes. Basada en una dieta macrobiótica, reinan las verduras ecológicas y los cereales integrales, algo de pescado y carne solo de vez en cuando. No tienen un menú cerrado, gran parte de las verduras que ofrecen a los huéspedes salen de su huerto ecológico, sobre todo en verano, y priman los productos locales, de kilómetro cero, de temporada y de calidad.

Vista de la localidad de Villahermosa del Río, próxima a la casa rural Mar de la Carrasca, en el parque natural de Peñagolosa, Castellón.
La localidad de Villahermosa del Río está próxima a la casa rural.

"Muchos clientes acaban convirtiéndose en amigos e incluso en proveedores –nos revela Alberto– como nuestro somelier, que vino como cliente la primera vez y después de ver la carta de vinos nos comentó que él se dedicaba a esto. Ahora tenemos una carta de vinos ecológicos brutales. También la cerveza es artesana, la hace un amigo nuestro con agua del manantial".

Detalles de diferentes espacios de las habitaciones construidos por los mismos propietarios de la casa rural Mar de la Carrasca, en el parque natural de Peñagolosa, Castellón.
En este proyecto de arquitectura llevan dieciocho años trabajando, aprendiendo a medida que iban diseñando la masía.

Porque otra de las cosas fantásticas de 'Mar de la Carrasca' es que es un proyecto sostenible y respetuoso con el medio ambiente. De esta forma, el agua que corre por los grifos es de un manantial cercano, la electricidad proviene de la luz del sol, la casa se calienta con las chimeneas y radiadores a través de la cocina económica y la leña que se utiliza se obtiene en gran parte de la limpieza del bosque. Todo sale de la naturaleza, incluso, el diseño orgánico de piedra de la casa se funde con el entorno quedando perfectamente integrado en él.

Terraza de la habitación El Barco de la casa rural Mar de la Carrasca, en el parque natural de Peñagolosa, Castellón.
Las vistas desde la terraza privada de la habitación de El Barco son espectaculares.

Así que aquí no busques wifi ni televisores, aquí uno viene a vivir una experiencia, a disfrutar del paisaje y del silencio y a sentir la naturaleza a través de las distintas rutas a pie que puedes realizar desde la Masía. Como bien nos recuerda Alberto "el estrés de las ciudades propicia este encuentro". Y damos buena fe de ello.

Una oveja recién nacida en una de las rutas por la naturaleza que rodean la masía de la casa rural Mar de la Carrasca, en el parque natural de Peñagolosa, Castellón.
En una de las numerosas rutas a pie que rodean la masía, una oveja recién nacida.

En uno de nuestros paseos por la zona nos topamos con Fernando, el último pastor de Villahermosa del Río. Nos lo encontramos en el preciso instante en el que una de sus ovejas daba a luz. Con su rebaño de ovejas y cabras, se lamentaba, y nosotros con él, de la progresiva desaparición de estos oficios en el valle. Y aunque a veces tengamos la sensación opuesta y pensemos que cada vez hay más familias como la de Alberto e Isabel, la realidad es que las zonas rurales siguen despoblándose y a nosotros, urbanitas de manual, nos parece tremendamente exótico ver a un pastor con su rebaño.

Interior de la habitación El Barco de la casa rural Mar de la Carrasca, en el parque natural Peñagolosa, en Castellón.
En este hotel rural y sostenible se ha cuidado hasta el más mínimo detalle.

Y así, sintiéndose más libres que nunca, llevan ellos dieciocho años trabajando en este proyecto de arquitectura tan singular, que han construido con sus propias manos, desde cero. "La gente que vivía en las masías, que ahora nosotros hemos heredado, no eran profesionales de nada, hacían de todo, aprendían las cosas haciéndolas, imitando a los que las hacían. Nosotros hemos hecho lo mismo. Yo no sabía cortar un pino, hacer leña, cultivar la tierra, construir con piedra, madera o yeso. Yo solo sabía dibujar. Pero, poco a poco, te pones y aprendes y es muy bonito porque nos ha permitido poder hacer todo el diseño de la masía".

Detalle de juego de té japonés en la casa rural Mar de la Carrasca, en el valle de Peñagolosa, en Castellón.
El silencio o el de tomarse todo el tiempo que requiere preparar un té, y disfrutarlo, son lujos del siglo XXI.

Una familia neorrural cuyo objetivo es volver a habitar y hacer habitable un espacio que fue abandonado porque la vida en él ya no era viable. Ellos son los que han salido de las ciudades para conquistar esas tierras y de paso brindarnos la oportunidad de encontrar un lugar que atrapa, para desconectar aunque sea durante un fin de semana, y sentir bien de cerca una naturaleza que, por desgracia, tenemos cada vez más lejos. Y este es su lujo.

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