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Lago de Carucedo

Carucedo, León

Unos ingenieros romanos deseosos de explotar el oro de las colinas de Las Médulas, en El Bierzo. Un sofisticado procedimiento para extraerlo, canalizando el agua del entorno a través de las montañas. Un enorme caudal de líquido que desciende colina abajo buscando un lugar de reposo… El resultado, un lago de 57 hectáreas que, 2.000 años después, es uno de los principales reclamos naturales del pueblo de Carucedo, al que se encuentra pegado.

Esta gran balsa de agua de origen accidental está hoy rodeada de un rico ecosistema en donde se alternan encinas, sauces y castaños; más cerca de la orilla, las ocas y otros patos se esconden entre los juncos. Y, bajo el azul de las aguas, nadan las truchas y anguilas, que siglos atrás llenaban la mesa de los monjes Carracedo. El lago es de sobra conocido por los viajeros, y vecinos y turistas de toda la península suelen acercarse allí a relajarse en mitad de esta estampa enriquecida de flora y fauna y, de paso, refrescarse en unas aguas inusualmente cálidas para esas latitudes.

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