{{title}}
{{buttonText}}

Recibe una lluvia de nabos

Piornal, Cáceres

Compartir

Cuando Jarramplas llega a Piornal (la localidad más alta de Extremadura, casi a 1.200 metros) no sólo rebosan los nabos y la fiesta, también arrastra ya cierto olor a Carnaval. Vestido de colores y con máscara, la figura más importante de la tradición de este pueblo cacereño, una especie de chivo expiatorio, sale por las calles dispuesto a sacrificarse por todos. La emoción inunda a la localidad armada con hortalizas bajo la bendición de su patrón, San Sebastián.

Durante cada 19 y 20 de enero, los piornalegos ajustician al Mal vengando las fechorías que cometió un delincuente hace más de 500 años. No está muy claro si el Jarramplas interpreta a un ladrón, un monstruo, un diablo, o si es medio animal o todo humano, lo único cierto es que debe ser castigado para redimir al pueblo en medio de una fiesta que fue declarada de Interés Turístico Nacional en 2014. El castigo al Jarramplas es una lluvia de nabos que los jóvenes del pueblo reparten por calles y plazas a vecinos y turistas y que luego se reutilizan para alimentar a las vacas.

Localización

Piornal