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Alburquerque

Efluvio medieval

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En su imponente castillo residió Álvaro de Luna, condestable de Castilla, en el s. XV. Merece la pena contemplar la primorosa vista de Alburquerque desde sus muros. Un lugar del que parece brotar las callejuelas del barrio judío de Villa Adentro. Éste tesoro histórico y cultural está protegido por un cinturón amurallado, en el que pueden admirarse las puertas de Valencia y de Belén. Estos accesos se configuran en torno al terraplén propio de la ladera. Por estas cavidades se arrojaba el aceite caliente antiguamente, precisamente para proteger de los invasores tan fastuoso patrimonio. La arquitectura medieval que se encuentra en Alburquerque adquiere un tinte especial con la celebración del Festival Medieval. Cada mes de agosto, la localidad regresa a la Edad Media, a través de la decoración de las calles, el mercado y la plaza de España. Toda la puesta en escena tiene que ver con la historia de amor entre Pedro de Portugal e Inés de Castro. Una de las historias más trágicas de la historia de España. Alejado de la estética medieval propia del centro, se encuentra el Risco de San Blas, en cuya gruta hay una buena muestra de pintura rupestre propia de la Edad de Bronce. Desde el punto de vista más religioso, en Alburquerque se celebran las fiestas patronales en honor a la Virgen de Carrión. En su ermita tienen lugar la correspondiente homilía y la romería, que se realizan a principios del mes de septiembre.

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