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Areso

En la ruta de las brujas

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Enclavado en el Valle de Leizarán, junto a la frontera gipuzcoana, Areso se reconstruyó después de que los franceses quemaran el pueblo en 1794, durante la Guerra de la Convención (o del Rosellón). Ahora sus casas de piedra son las típicas de la zona.

La parroquia de La Asunción, de estilo neoclásico, se halla en lo alto de una cima, y se ha remodelado con colores llamativos.

Como otros pueblos navarros, Areso forma parte de la denominada ruta de las brujas, ya que se decía que en las cuevas del vecino monte Ulizar se practicaban aquelarres. Como era costumbre, se construyó una ermita en dicho lugar para purificarlo. Aún quedan restos de la ermita de Santa Cruz en el monte, aunque levantaron otra ermita cerca, en Aribe. Sí se conserva el puente medieval Latsé.