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Arroyomolinos

Tierra de batalla y de victoria

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El mismo rey Alfonso IX fue quion ordenó la fundación del municipio cacereño de Arroyomolinos allá por 1298, pero los yacimientos arqueológicos del término municipal –en el Cerro de la Horca, los castros de la Morra del Pajar o La Herrumbrosa– y los restos romanos de Santa Marina, que fue luego una ermita cristiana, nos hablan de la rica historia previa de esta localidad. Su propio nombre tiene importancia: molinos, acequias y charcas –herencia árabe– se asoman al arroyo. La Iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, construida entre los siglos XVI y XVII, con una bella portada gótico-renacentista y un sepulcro plateresco, es el elemento arquitectónico más destacable. Al final de la calle de Santo, el Renacimiento también protagoniza la Ermita de San Sebastián, obra del célebre Roque Balduque.

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