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Avión

Un pie a cada lado del Atlántico

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El nombre de este municipio es muchos siglos anterior al ingenio con alas que permitió al hombre cumplir su sueño de volar. Probablemente tiene su origen en el río Avia. Pero hoy por hoy, verano tras verano, Avión es noticia de prensa por la llegada de algunos de sus más afortunados hijos emigrantes, propietarios de una flota de coches de lujo y hasta jets privados. Es entonces, entre julio y agosto, cuando este paisaje vigilado a 1.050 metros por la sierra de O Suído se despereza y alcanza su efervescencia con la Fiesta Mexicana que homenajea año tras año a esos que marcharon buscando suerte en América, pero que después de décadas no han sido capaces de desprenderse de sus raíces.

Con ese orgullo de lo propio, este municipio con el corazón dividido por el océano ha restaurado varios ejemplares de su elemento patrimonial más singular, los llamados chozos, construcciones de piedra, de factura medieval, que salpican todo un itinerario por el espacio natural de O Suído, en el límite de la provincia de Ourense con Pontevedra. Los chozos servían de refugio de montaña a los abundantes pastores que había en Avión. Hoy se encuentran restaurados siete: los de Cernadas, San Xusto, San Vicente, Oroso, Abelenda, Rodeiro y Mangueiro. Al lado de estos refugios, se levantan unas construcciones más pequeñas, los cortellos, donde se recogían contra los peligros de la noche los terneros.

Además de esta ruta señalizada a la que se puede acceder por Nieva o por Abelenda, Avión presume de otros tres senderos a través de los cuales se puede conocer todo el patrimonio cultural de esta tierra. Dos de estas rutas de senderismo parten de la playa fluvial: la de O Castro y la de Valderías. La primera de ellas toma la denominación de su meta, el mirador de O Castro, y esconde en sus siete kilómetros un hermoso puente de un arco, una era tomada por los hórreos y un viejo horno al que los vecinos acudían para cocer el pan. La ruta de Valderías discurre en buena parte junto al río del mismo nombre y ofrece espectaculares vistas del valle y el embalse de Albarellos hasta llegar al coto de Santa Eugenia.

La última senda, la ruta Cuntín-Vilano, que arranca en la iglesia de Santa Isabel (Liñares), atraviesa dos carballeiras o robledales muy antiguos, y va descubriendo al paso del caminante capillas, cruceros del siglo XVIII y algunos de los hórreos que siembran Avión y dan cuenta de su importante pasado agrícola.

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