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Baños de Molgas

La riqueza del Arnoia y el santuario del monte Medo

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Ya en época de los romanos disfrutaban de las bondades de este municipio ourensán, en la comarca de Allariz, bañado por el río Arnoia. En el origen fue una mansión y una calzada romanas, como prueban la persistencia del puente romano, del siglo II, en pleno casco urbano, y sus fuentes termales: A Fonte Quente, a 49 grados, dentro del balneario; a Fonte da Burga, al borde del río, de acceso público y a la misma temperatura.

Para disfrutar del Arnoia, están el Parque de A Insuíña, de 40.000 metros cuadrados, con playa fluvial, y el área recreativa de Vide, con piscina dentro del propio río y de dónde sale una ruta de senderismo hasta el Santuario de Nosa Señora dos Milagres, imponente construcción dedicada a la Virgen en un llano en la cima del Monte Medo y a los pies de la Serra de San Mamede. El santuario, finalizado en 1771, es de estilo barroco-neoclásico, dentro de un recinto con muro y cuatro puertas de acceso. Destaca su fachada, como un retablo pétreo gigante, con su altar y balconada para celebraciones multitudinarias, y la cúpula interior.

En el exterior del recinto, el crucero, siete capillas del viacrucis, A Carballa dos Milagres (la tradición habla de la aparición de la virgen dentro de un roble a una pastora) y la Fonte da Virxe. Durante la novena a la Virxe do Medo, que finaliza el 8 de septiembre, el santuario congrega a miles de fieles atraídos por una romería mitad festiva mitad religiosa de gran tradición.

No se acaban ahí los atractivos de Baños de Molgas. Están también Santa Eufemia de Ambía, capilla prerrománica del s. IX, con influencia mozárabe y declarada monumento Histórico-Artístico en 1931, que cuenta con una ara romana en su interior; el conjunto etnográfico de Suatorre, con los restos del castillo de los señores de Ambía, O Pilo, sarcófago al pie de un castiñeiro y la Cruz de la Inquisición, hoy reubicada en una vivienda particular. Y para constatar su ancestral pasado, los petroglifos de San Vitorio de Presqueira, las Mámoas de Monte Cubreiro y las tumbas de Almoite.

Y para acabar de completar el puzle, la antigua estación de tren acoge la Fundación y el Museo Moncho Borrajo, polifacético artista ourensán nacido en el municipio.

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