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Barcelona

Un perfume para cada visitante

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Barcelona sintetiza como ninguna otra ciudad un conjunto de esencias preparadas en el laboratorio de un perfumista. Guarda la Ciudad Condal un perfume distinto para cada persona que la visita. Una primera agrupación de esencias nos llevará a descubrir una arquitectura diferente e inspirada en los sueños. Entre esas propuestas se encuentra La Pedrera (Casa Milà), que utiliza las líneas curvas de fantasía como elemento dominante, o el Park Güell, lugar donde habita un inerte dragón que se ha convertido en su símbolo. Todo un modernismo mágico que tiene como epicentro el Quadrat d’Or (Eixample) o Sant Pau. Antes de estas edificaciones se levantó la Catedral, pero aún hoy la Sagrada Familia permanece inconclusa. Esa imagen de perseverancia por verla finalizada tiene como elemento principal al arquitecto y baluarte del modernismo Antoni Gaudí y constituye el espíritu de superación que el novelista Ildefonso Falcones retrató en 'La Catedral del Mar', la llamada basílica de los mercaderes.

Otra serie de emociones esenciales que provoca Barcelona se concentran en la marina. La chispa salina de la ciudad se plasma en playas como la de Levante, cerca del Fórum, y en la de la Barceloneta. Desde el otro lado, el Mediterráneo es observado por Colón en un monumento que domina al final de La Rambla, una de las arterías con mayor torrente de vida. Al mismo tiempo, fascinan las vistas del ocaso contenidas en el frasco del castillo de Montjuïc. Ahora, la colección de imágenes también nos invita a saborear. Hay quien asegura haber visto a Ferrán Adrià macerando nuevas sensaciones gastronómicas en el mercado de la Boquería. Quizás la idea de su nuevo plato la tuvo en el barrio del Born. En sus calles de lienzo que inspiraron a Picasso para construir su museo, el chef podría haber creado nuevos sabores que aportan musicalidad. Es más, otro tipo de notas se escuchan en algunos de los festivales más importantes de Barcelona como el Primavera Sound o el Sónar.

Entre el silencio del monasterio de Pedralbes y el Museo Nacional de Arte de Cataluña existen aromas románticos que se respiran en sus calles, como pone de relieve la leyenda de Sant Jordi. Ese romanticismo brota en parques como el de La Ciutadella, con antesala en el Arco de Triunfo. No es una locura de amor perderse en el laberinto de Horta, un jardín difícil de describir con palabras. Éstas son las que expresan los monumentos del Barrio Gótico, un lugar por el que han pasado diferentes pueblos a lo largo de la Historia. Por último, la diversión también constituye esencia en Barcelona. Se puede disfrutar en el parque de atracciones del Tibidabo, aunque siempre es mejor hacerlo en compañía. Ese espíritu de equipo queda representado en los jugadores de un club que tiene al Camp Nou como su gran templo. Además, el deporte se manifiesta en cualquier rincón de la urbe gracias al legado que los Juegos Olímpicos de 1992 dejaron en el Anillo Olímpico de Montjuic. Barcelona se encuentra abrigada entre el mar y la montaña, presenta un sinfín de propuestas artísticas, juega con su historia y su vanguardia y se adapta a cualquier visitante. En definitiva, regala la esencia del perfume que más se adapta a cada persona.

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