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Bellpuig

A la búsqueda del patrimonio medieval

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Como en un juego de fuerzas, Bellpuig reivindica su rol en un territorio en el que tres capitales como Tàrega, Mollerussa y les Borges Blanques tiran con tesón a su alrededor. Esta localidad, de casi 5.000 habitantes, se sitúa en la zona ondulada de transición de los regadíos del Canal d'Urgell, con lo que su economía goza de la vitalidad que garantiza el agua abundante. Cebada, manzanos, almendros y olivos copan su generosa huerta. 

Orgulloso de esta cultura de la tierra, Bellpuig se postula en el mercado agroalimentario con la Feria de la Conserva y los productos de proximidad, que es a la vez una fiesta en favor de la comida autóctona. 

El casco urbano se amolda a una loma en la cima de la cual el castillo impone su presencia. A su alrededor, se extiende la trama de calles viejas que antiguamente formó la villa cerrada. El paseo por sus calles es ahora un divertido concurso para encontrar los vestigios medievales.  

Algunas de sus guindas son la iglesia de Sant Nicolau, la Casa dels Consellers, el Hospital de Sant Josep, la capilla de Sant Roc o el monasterio Franciscano. La calle porticada de Sant Roc es hoy el centro neurálgico de un pueblo que muestra su esplendor en las fiestas de la Mare de Déu dels Dolors, dos días antes del Domingo de Ramos. 

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