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Bellver de Cerdanya

El encanto del Pirineo antiguo

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Bellver es Pirineo del bueno. Encaramado en un peñasco sobre el Segre, disfruta de una situación estratégica privilegiada en el amplio valle de la Cerdanya, que presume de ser el más soleado de Europa por su orientación de este a oeste. La población, capital de la subcomarca de la Batllia, plantea su carácter comercial y turístico propio complementando sus dos capitales de referencia: Puigcerdà y la Seu d'Urgell. 

El casco antiguo de pórticos, calles empedradas y panorámicas impactantes sobre la inmensidad verde de los campos y el altivo blanco de las nieves se aglutina en torno a su plaza mayor. Al pie de este recinto antiguo, el pueblo se ensancha hacia la falda de la colina con un entramado de calles comerciales y de ocio que se han convertido en referencia del Pirineo. La construcción del túnel del Cadí en el año 1983 ha situado esta población a escasas dos horas de Barcelona. 

Por sus callejuelas el pueblo esconde la casa donde se hospedó Gustavo Adolfo Bécquer para escribir su legendario cuento 'La cruz del Diablo'. En lo alto del casco antiguo, la iglesia gótica de Santa Maria y Sant Jaume y una cisterna de piedra, último testigo del antiguo castillo, completan un paseo que rezuma Pirineo por los cuatro costados. Los soportales de la Plaza Mayor exhalan vida en la feria de productos del Pirineo en la festividad de Sant Llorenç, en pleno agosto. 

La histórica vocación forestal de Bellver le hizo poseer uno de los pocos secaderos de piñas del estado, el cual se ha erigido como nuevo Museo del Bosque. Cerca del casco urbano, la iglesia de Santa Maria de Talló atrae por su presencia majestuosa sobre el valle y da entrada al Parque natural del Cadí-Moixeró.

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