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Biosca

Encaramado en un recinto medieval

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Biosca posee la propiedad del cromatismo y, encaramado en una colina sobre la riera del mismo nombre, se mezcla con la roca que le sirve de abrigo y el paisaje terroso de la Segarra. 

El casco urbano muestra evidencias del antiguo recinto de calles cerradas por murallas, al que se accede por un puente. La coqueta plaza de la iglesia y sus calles porticadas adyacentes invitan al viaje medieval. La iglesia parroquial de Santa María, de talle neoclásico, reivindica su predominio en el paisaje de tejados, mientras que en lo alto de la colina los restos del castillo vigilan la panorámica general. De los restos, sobresale la torre circular central y la capilla románica ornamentada, de un preciosismo elemental. 

En octubre los apenas 200 vecinos honoran a Sant Galderic, patrón de los campesinos. En su término municipal resulta también imprescindible la visita al conjunto de Lloberola, con la iglesia de Sant Miquel y la torre del antiguo castillo dialogando frente a frente.

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