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Calatayud

Glorioso reducto de la arquitectura mudéjar

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Por tradición e historia, Calatayud ha sido siempre uno de los centros culturales más importantes de Aragón. Hay huellas en esta ciudad de todas la civilizaciones que ocuparon sus dominios, desde su fundación árabe hasta la Reconquista protagonizada por Alfonso I 'El Batallador', pero por encima de todo sobresale su arte mudéjar de corte aragonés, declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Las más importantes edificaciones de este movimiento artístico en el municipio de Calatayud son la Colegiata de Santa María, construida por Alfonso I sobre la antigua mezquita de la ciudad, la Iglesia de San Andrés, la Colegiata del Santo Sepulcro, el Santuario de Nuestra Señora de la Peña y la Iglesia de San Pedro de los Francos. La Plaza de España de la localidad fue antaño sede del zoco de la ciudad en cuyo espacio hoy se encuentra el antiguo Ayuntamiento, edificado en el siglo XVI y reformado en el XIX. En sus alrededores hay viejas pastelerías en las que conviene probar el dulce más típico de Calatayud, el bizcocho de soletilla. Porque estamos en una tierra también sinónimo de buena comida y relax. Ahí está el Balneario de Paracuellos de Jiloca, el más antiguo de Aragón y a solo cuatro kilómetros del municipio, como prueba fehaciente de que sus aguas sulfuradas curan cualquier herida de cuerpo y alma, por profunda que sea. Pero sería injusto marcharnos de Calatayud sin antes hacer una excursión por el Monasterio de Piedra, un lugar ideal para desconectar el móvil y dejar atrás el mundanal ruido sumergiéndonos en sus senderos con cascadas, árboles monumentales y grutas esculpidas por el agua.

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