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Castrelo de Miño

La vida en el embalse

Castrelo de Miño y su embalse son un ejemplo perfecto de simbiosis. La vida de este pueblo de O Ribeiro siempre estuvo íntimamente unida al río, y cuando en la década de los sesenta llegó la construcción del pantano, algunos habitantes perdieron mucho, pero hoy el pueblo ha ganado también otras cosas, como el complejo náutico, considerado el centro de deportes acuáticos más importante del interior de Galicia, capaz de atraer a equipos olímpicos, como ocurrió con varias selecciones mundiales de remo durante su preparación para Río 2016.

Además de las instalaciones deportivas, Castrelo ofrece el atractivo de sus excursiones en catamarán. En los meses de junio, julio, agosto y septiembre se realizan itinerarios de 14 kilómetros, unos 90 minutos, para grupos de 10 personas. En esa visita guiada se recorre el embalse y se van viendo los lugares más interesantes del valle que lo rodea. Antes que catamarán, sin embargo, hubo una simple barca dedicada al importante trabajo de cruzar a los vecinos de orilla a orilla después de que se viniese abajo en el siglo XVI el puente medieval que existía.

El mejor vestigio que queda de esa época es la iglesia de Santa María de Castrelo, al borde de la presa, románica con remodelaciones barrocas y murales pintados en el XVI. También es románica la de Prado de Miño, y barroca, la de Astariz. En la arquitectura civil destacan los pazos de A Capela, en Barral, y A Cavadiña, en Troncoso. Para admirar el paisaje, y un enorme horizonte, nada mejor que ascender hasta los 800 metros sobre el nivel del mar hasta el área recreativa de Coto de Novelle.

Hoy, con 23 bodegas, la economía de Castrelo de Miño depende fundamentalmente del cultivo del vino de la Denominación de Origen Ribeiro. Los viñedos trepan a lo largo y ancho de las laderas más abrigadas, en las montañas que rodean el embalse. El otro motor económico son los deportes náuticos. El pueblo de Castrelo se encuentra en la vera izquierda del Miño y su complejo deportivo se ha convertido en un referente para la vela, el esquí acuático, el remo, las motos acuáticas y hasta el windsurf.

Pero el Ayuntamiento quiere atraer a un abanico más amplio de público, en especial al más joven, y actualmente proyecta y tramita la creación de un parque acuático en el Miño. Una zona recreativa y deportiva con toboganes, pasarelas de equilibrio, camas elásticas, catapultas, trampolines y obstáculos al estilo de otras que ya triunfan en Francia y que ocuparán una superficie de 400 metros cuadrados.

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