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Cuacos de Yuste

Pueblo cacereño digno de un emperador

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Población cacereña declarada Conjunto Histórico-Artístico, Cuacos de Yuste toma su apellido del monasterio de su término municipal en el que terminó sus días el emperador Carlos I. Pero su relación con grandes personajes de la Historia no termina ahí: es cuna de Juan de Austria, hijo natural del emperador, cuya casa aún se conserva. La localidad cuenta con un destacable conjunto urbano, con preciosas muestras de la arquitectura popular verata con sus características balconadas de madera. Entre lo más notable cabe mencionar su bella plaza porticada y la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, construida en 1567 y que conserva en su interior un órgano mandado construir en Amberes por el emperador para el monasterio.

Además, el pueblo está rodeado de grandes masas de robles, castaños, nogales, cerezos y chopos. Todo un espectáculo de la naturaleza que fue, precisamente, lo que empujó al emperador Carlos I a establecer su retiro en el Monasterio de Yuste. La visita a este recinto, a un par de kilómetros del pueblo, resulta indispensable. Desde allí se contempla una espectacular vista del curso del Tajo y el Valle del Tiétar.

El emperador Carlos I llegó al monasterio el 3 de febrero de 1557 y falleció en él el 21 de septiembre de 1558. La riqueza artística del recinto es impresionante. Un pórtico renacentista da paso a la iglesia, con un retablo mayor encargado por Felipe II a Juan de Herrera. La sillería del coro, tallada en madera de nogal, es obra de Rodrigo Alemán. Sobresalen sus dos impresionantes claustros –uno gótico y otro de estilo plateresco–, y desde luego el Palacio del emperador, adosado al monasterio y muy similar al que le había visto nacer en Gante. En él se encuentra la alcoba imperial, con la ventana desde la que Carlos I atendía los oficios religiosos. También es indispensable visitar el museo, que exhibe diversos objetos, y el lugar donde se enterró provisionalmente al emperador hasta su traslado al Monasterio del Escorial. 

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