Durango
Pequeña gran capital
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Si alguna localidad vasca puede presumir de estar en el centro del País Vasco, esa es Durango. Esto quiere decir que, a poco que se estire, tiene a Guipúzcoa y Álava a tiro de piedra, y a Bilbao -su capital provincial- a apenas 30 kilómetros. Pero para disfrutar de un espléndido patrimonio natural y cultural no hace falta alejarse tanto. Tan solo 8 kilómetros separan a Durango de el Parque Natural de Urkiola, que le presta sus cumbres, sus bosques de hayas y sus ríos para que los amantes de la naturaleza, la montaña y el senderismo lo disfruten con respeto. Precisamente uno de esos ríos se convierte en el Mañaria y atraviesa el municipio de sur a norte. En sus aguas se reflejan los edificios del casco antiguo, declarado Conjunto Monumental, y con ellos la trayectoria de una villa con más de 700 años de historia. Una historia que se empieza a materializar en piedra con el Ídolo de Mikeldi, en la Edad de Hierro, y continúa en la Edad Media con piezas únicas como la Cruz de Kurutziaga. La Torre Lariz, la iglesia de San Pedro de Tabira y el Arco de Santa Ana son solo otros ejemplos de esa memoria que el visitante no se debe perderse. La capital del Duranguesado no solo pone a nuestro alcance lo que fue, sino lo que es hoy: un pueblo industrioso y dinámico con una amplia oferta comercial, cultural y gastronómica con la que es difícil competir.
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