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Guardiola de Berguedà

Setas, minas y un monasterio recuperado

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Tierra de setas, de minas y joyas arquitectónicas, Guardiola tiene bastante de todo y es un enclave fantástico a la entrada del Parc Natural del Cadí-Moixeró. El actual municipio creció y se consolidó a principios del siglo XX gracias a la construcción de la línea férrea y a la instalación de potentes industrias como la cementera Collet, aún en funcionamiento, y a la proliferación de explotaciones mineras. Hoy es un destino perfecto para conocer la historia del desarrollo de la comarca en el siglo XX.

Pero esta zona de la Cataluña interior se pobló a raíz de la construcción de grandes castillos de defensa en el siglo X, como el de Guardiola, hoy en ruinas, a los pies del cual se encuenta, justo en la confluencia de los ríos Saldes y Llobregat, el Pont Vell de Guardiola. Este puente, de factura gótica y remodelado en el siglo XVIII, seguramente es tan antiguo como el propio castillo, pero su estructura actual es muy posterior. Pero sin duda la joya arquitectónica del municipio, y también de la comarca, es el Monasterio de Sant Llorenç, del que se tiene noticia en el año 898 y que tuvo una gran influencia hasta finales del siglo XV. En 2008 se inauguró la profunda restauración del conjunto que ejerce de ágora cultural y pronto albergará una residencia de artistas.

También hay que prestar atención a las numerosas ermitas y pequeñas iglesias dispersas en el término, auténticas joyas como la de Sant Andreu de Grèixer, Sant Climent de Vallcebre, Sant Martí de Brocà o la de Sant Julià de Cerdanyola. Los bosques del municipio eclosionan en otoño y se convierten en un paraíso para los 'boletaires' o 'caçadors de bolets'. Es el momento de acudir a la Fira dels Bolets que llena de sabor y aroma las calles de la población y los restaurantes de la zona.