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Hospital de Órbigo

Un puente testigo de grandes gestas

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El abundante caudal que en su día tuvo que tener el río Órbigo a su paso por la comarca, antes de la construcción del embalse de Barrios de Luna, ha quedado patente en las grandes dimensiones del puente que une la localidad de Hospital de Órbigo, a un lado, con Puente del Órbigo, al otro. Este puente de 19 ojos, muchos de ellos apuntados, es una verdadera joya construida en el siglo XIII. En su día tuvo que existir un puente romano anterior ya que se encuentra sobre la calzada romana que une León (Legio VII) con Astorga (Astúrica Augusta). Hoy sostiene los pies también de los peregrinos del Camino de Santiago.

La historia de León tiene varios importantes capítulos protagonizados por el municipio de Hospital y el puente que cruza su río Órbigo. En el año 456 se libró la gran batalla entre los partidarios de Teodorico II (rey visigodo), y los de Requiario (primer rey católico de los Suevos), que se saldó con la victoria de los primeros.

A finales del XVI se construye al otro lado del puente un importante hospital de peregrinos, fundado por la orden de San Juan de Jerusalén. El hospital favoreció la construcción de más casas a su alrededor, que dieron origen a lo que hoy es la localidad que da el nombre al municipio.

El otro de los acontecimientos históricos, uno de los más importantes del medievo, ocurrió en junio de 1434 cuando el caballero Suero de Quiñones mantuvo en este puente una famosa prueba llamada el Paso Honroso. El caballero leonés, que había participado previamente en la victoria de Higueruela contra los árabes, propuso una gesta acompañado de 9 compañeros: batirse en una prueba de lanza. El objetivo era probar el amor a una dama, Doña Leonor de Tovar. Todo caballero que osara atravesar el puente durante un mes, debía forzosamente celebrar una justa caballeresca con lanzas. En caso contrario, debería depositar un guante en señal de cobardía y cruzar el río vadeando el cauce. Durante un mes se rompieron más de 300 lanzas contra 66 aventureros que intentaron cruzar el puente sin soltar prenda. Al finalizar el mes, Suero de Quiñones y sus compañeros peregrinaron a Santiago para entregar la cinta y la argolla de oro que llevó durante todos esos días y que hoy luce en el cuello de la estatua de Santiago, en su catedral.

Siglos más tarde, durante la invasión napoleónica los habitantes de ambos lados del puente destruyeron los primeros arcos de cada lado para impedir su uso por las tropas invasoras. El Puente de Órbigo fue declarado Bien de Interés Cultural en 1939.