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Miralcamp

Atalaya entre frutales

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En plena llanura cultivada del Pla d'Urgell, a un paso de la capital Mollerussa, Miralcamp mantiene su carácter propio, forjado durante siglos desde su atalaya privilegiada. La población se asienta sobre una colina que domina la planicie y sus localidades vecinas. En este punto estratégico se creo el asentamiento en años de recuperación del territorio de las manos del dominio musulmán, allá por el siglo XI.

Hoy Miralcamp es un frutal esplendoroso gracias al abundante agua del Canal d'Urgell. Sus manzanas y peras son reputadas como también cada vez más el colorido espectáculo de la floración.

La iglesia gótica de Sant Miquel preside el núcleo urbano. El templo fue reconstruido con las piedras del antiguo castillo. Su sobria fachada culmina en un coqueto campanario de espadaña muy poco frecuente en la región.

Del entramado de calles del centro también merecen la visita el Molí d'Oli y la Cooperativa Agraria, una de las almas de la población.

Miralcamp se erige referencia lúdica en la zona con sus fiestas mayores de verano e invierno, a finales de agosto y enero.

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