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Pals

Joya medieval que deslumbra al visitante

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Pequeña, medieval y enamoradiza, con un casco antiguo que huele a flores y que se curva en callejuelas y arcos mientras invoca al pasado y reniega de la modernidad. Así es Pals, municipio de Girona arrimado al Mediterráneo, rodeado por una naturaleza casi virgen encajonada en los paisajes marinos de la Costa Brava, y con un barrio histórico que es Conjunto Histórico-Artístico. Pals une en una perfecta simbiosis riqueza cultural, entretenimiento y bellos paisajes.

Su gastronomía, además, deleita al visitante con escalibada, garoines y suquets de pescado. El Pesebre Viviente y la patronal Sant Domènec figuran entre sus grandes festividades. La algarabía se apodera entonces de un núcleo urbano que combina con gusto modernas construcciones con masías catalanas del siglo XVI. Acercarnos a sus calles supone ver la Torre del Homenaje, los restos de la muralla y el viejo castillo, transitar por iglesias como la de Sant Pere, pasear por el ayuntamiento de Ca La Vila y asomarnos al Museo de Arqueología Submarina de Ca la Pruna. Este municipio nos empapa además con el amplio arenal de la Playa de Pals y nos deslumbra con el mirador de Josep Pla.

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