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Valle de la tranquilidad y las abejas
Localidad de unos 550 habitantes junto a la carretera AV924 y cerca de la CL501. Dista de Ávila 99 km.
Poyales está cerca de todo. Ocupa una situación central entre geografías, paisajes, poblaciones, provincias, autonomías, en la ladera meridional del macizo central de Gredos, por eso su microclima amable. Justo en el límite entre las estribaciones serranas y la vega del Tiétar, en Ávila pero muy cerca de Toledo y la comarca cacereña de la Vera. Se planta, además, en una de las mayores concentraciones de patrimonio cultural y natural de la provincia, muy cerca de Candeleda, Guisando y Arenas de San Pedro. Un poco más al este, la Garganta de las Cinco Villas, y al oeste el pantano de Rosarito que retiene al Tiétar.
Quizás por la atención que reclaman tantos recursos turísticos y poblaciones más grandes, Poyales conserva un encanto auténtico: ambiente tranquilo, luminoso, con sabor extremeño o manchego por el encalado de las casas, sin excesos urbanísticos. El callejero es un clásico del Tiétar: callejuelas en laberinto que ascienden por la loma, edificios altos para optimizar el espacio, balconadas corridas, voladizas, sobre vigas de madera y bajo aleros muy pronunciados, varios tramos de soportales. Algunas viejas casas necesitan una reforma, pero al mismo tiempo son los ejemplos más puros de la arquitectura local.
Ese emplazamiento en ladera explica las frecuentes bifurcaciones, algunos pasadizos para atajar entre calles o cambios bruscos de desnivel. Uno de los más curiosos permite observar desde una plataforma elevada la plaza de la iglesia.
De vez en cuando asaltan edificios singulares o estampas pintorescas. La iglesia de Nuestra Señora de Gracia, con torre esbelta, pórtico y artesonado. La ermita de San Sebastián en la plaza de la Era, junto al monumento a un famoso dulzainero, el Tío Resiste (aún continúa la saga de músicos populares). La fuente de cuatro caños y pilón circular, uno de los iconos de Poyales. O un curioso edificio neomudéjar con una gran chimenea decorada.
Naturaleza a la vista. Pinares y robledos en los montes, dehesas y huertos, frutales, viñas y olivares… También verde dentro del caserío en el parque de la entrada, en jardines de casas y casonas con algunas palmeras magníficas, un naranjal en la parte alta, las macetas de los balcones. En verano hace calor. Hay que hacer caso a los vecinos si explican como llegar hasta los saltos de agua del río Arbillas. Tiene cerca otro arroyo, el Muelas, aunque menos caudaloso.