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San Amaro

Las hondas raíces de la historia

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Los antiguos pobladores de los castros no entendían de lindes municipales ni divisiones administrativas; su concepto del territorio, de la defensa y del dominio del mundo que les rodeaba, no encaja con el actual y buen ejemplo de ello es el castro de San Cibrao de Las, cuya grandeza y monumentalidad se extiende entre dos Ayuntamientos actuales, el de Punxín y el de San Amaro. San Cibrao de Las, también conocido como Lambrica o A Cidade (la ciudad), es uno de los poblados castreños más imponentes de Galicia. Está protegido por rotundas murallas, alguna de ellas con escaleras encastradas y paseo de ronda, además de fosos. Y posee puertas de entrada flanqueadas por torreones, fuentes, calles que dan cuenta de una ordenación urbanística, piedras con inscripciones y edificaciones de formas variadas que indican el largo periodo de tiempo en que el recinto amurallado permaneció ocupado: probablemente entre el siglo II antes de Cristo y el II después de Cristo.

No obstante, existen otros restos castreños a muy escasa distancia, en el monte San Trocado, también dividido entre tres Ayuntamientos ourensanos (San Amaro, Punxín y Cenlle). El pequeño castro de San Trocado se construyó en una ladera de este monte de 550 metros, en una posición más elevada que San Cibrao de Las. Y se cree que sus habitantes practicaban cultos paganos que precedieron al posterior fervor por San Trocado (o San Torcuato), cuya romería se celebra en mayo en la ermita levantada en la cumbre en el siglo XVIII.

La arquitectura religiosa tiene como máximo exponente en San Amaro la iglesia románica de San Fiz de Navío; pero también están las de Anllo y Grixoá (siglo XVII) y la de Salamonde (XVIII), además de varias capillas rurales llenas de encanto como la de San Roque (también en Salamonde). Existen varios pazos en el Ayuntamiento, y sobre todo destacan tres del siglo XVII: el de Sabariz, hoy dedicado con mimo al vino, el de A Touza, con instalaciones para la práctica del golf, y el de Eiras, aledaño a un carballo (o roble) monumental y donde se depositó, allá por los años veinte, uno de los hallazgos patrimoniales más importantes de la comarca, el Ara de Eiras. Su origen está probablemente en el castro de San Cibrao de Las. De sus inscripciones se obtuvo el topónimo antiguo del castro, Lambrica, y se constató el culto al dios guerrero Bandua, cuyo nombre encabeza el texto labrado en la piedra.

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