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El bosque encantado
El visitante ya adivina lo que va a llegar cuando se va aproximando por carretera a San Xoán de Río. El paisaje espectacular y virgen es el mayor valor de este ayuntamiento tapizado de árboles frondosos. La estrella, dentro de la oferta turística, es sin duda la ruta de A Fraga, una reliquia para una comunidad autónoma como Galicia que asiste al imparable avance del eucalipto en prejuicio del bosque autóctono de especies caducifolias.
Se trata de un bosque de más de 116 hectáreas cubiertas totalmente por poblaciones de enormes castaños centenarios, carballos o robles, melojos y árboles de ribera como los alisos. Se puede recorrer con una caminata, en bicicleta de montaña o incluso a caballo por una ruta señalizada que parte de Mouruás en dirección a San Xoán de Río y también a la inversa. Este paisaje encantado, como salido de un cuento, está regado por riachuelos y gran cantidad de cascadas y saltos como los de Pintasilva. Existe un Aula de la Naturaleza, un centro de educación ambiental que ubicado en el área recreativa de A Veiga enseña a interpretar la flora y la fauna de este escenario mágico legado por los antepasados.
De tiempos remotos también han llegado hasta el presente diversas señales de gran actividad humana como una espada de la Edad de Bronce, los cuatro miliarios romanos que se conservan en el alto de Cerdeira o los tramos (y también algún mojón con inscripciones) que siguen a la vista en Ponte Navea de la Vía XVIII de Braga a Astorga.
El paisaje encajonado del río Navea, afluente del Bibei, y la frondosidad de los bosques de melojo (o rebolo, Quercus pyrenaica) que aún perduran hacían muy ardua esta ruta de montaña que une Pobra de Trives con San Xoán de Río, que sin embargo siguió utilizándose a lo largo del tiempo y fue probablemente camino jacobeo desde la baja Edad Media. Para salvar el río, los romanos construyeron un gran puente que fue sustituido por otro medieval, más estrecho y de 30 metros de largo, que aún se conserva y es Monumento Histórico-Artístico. En los alrededores de este tramo de la calzada romana vale la pena detenerse para contemplar los evocadores ejemplos de arquitectura tradicional. El tiempo, en este límite del municipio, permanece detenido desde hace siglos.
Dentro del patrimonio religioso, la parroquia de San Xoán de Argas hunde sus raíces en el románico, aunque fue remodelada, como tantas otras en Galicia, en estilo barroco. De esta última corriente arquitectónica son los templos de Santa María de Castrelo y de San Xoán de Río, con un trabajado retablo, planta de cruz latina y tres naves.